La Secretaría de Agricultura de México comenzará negociaciones en relación con el arancel del 20,91% que Estados Unidos ha impuesto a los tomates mexicanos. El titular de la dependencia, Julio Verdegué, afirmó que están trabajando rápidamente, ya que sólo quedan 90 días para resolver este tema. Advirtió que es probable que se repita la situación del pasado y reiteró la importancia de abordar este gravamen, que fue anunciado el lunes y forma parte de un paquete de medidas discutidas bajo la administración de Donald Trump, pero también es resultado de negociaciones en curso.
El Gobierno Mexicano enfrenta múltiples desafíos. Desde hace semanas, ha existido un desgaste considerable debido a la negociación del arancel, que excluyó a México de las tarifas recíprocas en bienes protegidos por el T-MEC. Estos conflictos no son nuevos; desde 1996, los productores de tomates de Florida han acusado a sus contrapartes mexicanas de dumping. Sin embargo, han sido las disputas y las tensiones en torno a la producción lo que continúan generando fricciones entre ambos países. Además, el compromiso previo de suspender la investigación por prácticas desleales se ha visto comprometido.
La situación actual recuerda a lo sucedido anteriormente, donde se acordó la eliminación de tarifas a cambio de que México aceptara el monitoreo de precios por parte de las autoridades cada cuatro meses, apuntando a una diferencia de precios del 40%. “Esta investigación se ha venido suspendiendo año tras año, sin ninguna fluctuación hasta la fecha”, comentó Verdegué.
El Departamento de Agricultura de Estados Unidos ha insistido en que “no es cierto” que los productores mexicanos vendan sus tomates a precios por debajo del mercado, argumentando que este punto nunca ha sido comprobado, aunque los productores de Florida sostienen lo contrario. Además, resaltan que este arancel implica que tendrán que pagar un 20,91% adicional al enviar tomates a Estados Unidos.
El funcionario mexicano recordó que de todos los tomates que Estados Unidos importa, el 90% proviene de México y que seis de cada diez tomates consumidos en ese país son originarios de México. “No podemos ignorar que si esto se aplica, los precios de los tomates aumentarán, lo que afectará el costo de sus ensaladas, su ketchup y otros productos”, comentó. En México, cientos de miles de empleos dependen de la producción de tomates, no solo en Sinaloa, sino también en estados como Sonora.
“México se ha abstenido hasta ahora de aplicar tarifas en respuesta, aunque podríamos activar la cláusula de compensación, dado lo ocurrido anteriormente”, agregó. “Esto se considera una de las contradicciones más grandes en el mundo en términos de comercio y relaciones bilaterales”, concluyó.