En México, el acoso escolar es un fenómeno que comienza a ser reconocido, aunque su erradicación aún está lejos y provoca altos costos. Se estima que este problema genera aproximadamente 46,000 millones de pesos anuales.
Óscar David Hernández Carranza, presidente del Consejo Directivo de Protocol Antibullying, menciona que, de acuerdo con la UNESCO, un 32% de los estudiantes entre 9 y 17 años en México son víctimas de acoso escolar.
No obstante, advierte que hay muchos casos no reportados, lo que podría significar que la cifra de alumnos afectados sobrepase el 60%.
Es importante señalar que el acoso no es un problema trivial ni pasajero, ya que hay evidencia de que su incidencia sigue en aumento. Hernández Carranza recalca que la violencia provoca daños emocionales y sociales significativos, ya que las víctimas sufren no solo en el momento de la agresión, sino que suelen arrastrar consecuencias como ansiedad, aislamiento y bajo rendimiento escolar durante un tiempo prolongado.
El especialista destaca que, lo más preocupante, es que los efectos del acoso pueden ser físicos, psicológicos y emocionales, y pueden perdurar mucho tiempo. En los últimos meses, ha habido un aumento preocupante en el acoso en línea, afectando al 60% de los adolescentes en México, ya sea a través de correos electrónicos o mensajes de texto, entre otros.
Uno de los factores que contribuye al acoso escolar es la ausencia de límites impuestos a los jóvenes, lo que tanto profesores como autoridades educativas no han sabido abordar. A menudo, los padres delegan en las escuelas la educación de los menores, lo que no les corresponde, y temas de rutina como horarios para tareas domésticas, alimentación, descanso, juego o interacción social han quedado relegados, según subraya Hernández Carranza.
Además, resalta que muchos centros educativos parecen ignorar cómo manejar los problemas de acoso escolar. La Secretaría de Educación Pública ha proporcionado a los docentes una guía titulada “Todas y todos contra el acoso escolar”, que establece medidas para prevenir, organizar y detectar casos de acoso. Hernández Carranza concluye que este es un fenómeno global, relacionado con el ambiente de violencia en diversas comunidades, y subraya que muchos jóvenes que ejercen violencia también la padecen en sus contextos cercanos.