Hanami capitalino: cuando Paseo de la Reforma se rinde al morado.
Liset Vázquez Proveyer


Liset Vázquez Proveyer


09/05/2025 10:00

8 min

Los pétalos morados caen como confeti, y parece que el ritmo de la ciudad se desacelera. Las calles lucen vestidas de tonos violetas, y los cielos están adornados por ramas florecidas. Las jacarandas aportan una belleza sutil que convierte el caos chilango en poesía. La esencia de la primavera está en el aire.

Aunque originarias de Sudamérica, las jacarandas han sido adoptadas por la Ciudad de México y otras ciudades del país como parte de su paisaje primaveral tradicional.

Entre el concreto y el tráfico, estos árboles florecen, pintando las avenidas, parques y colonias. Representan la esencia de CDMX y de la primavera, ofreciendo un sentido cautivador de pertenencia. Normalmente, en marzo y abril, estallan en flor, transformando la ciudad en un hermoso paisaje digno de postal.

En años recientes, parece que han comenzado a florecer antes de lo habitual, con ejemplares que ya asoman en febrero. A contracorriente de las estaciones, estas árboles tiñen el invierno de morado.

¿Cuál es la razón detrás del ciclo de floración de estas plantas? El clima desempeña un papel crucial en el esplendor morado capitalino. A continuación, exploraremos lo ocurrido en los últimos años y los lugares destacados para apreciar las mejores vistas de la primavera en la ciudad.

De violetas y violáceos

Las jacarandas, originarias de climas subtropicales de lugares como Argentina y Brasil, comienzan a florecer en primavera con racimos de flores acampanadas en un atractivo tono azul-violeta. Su belleza les permitió dispersarse por el mundo, llegando a ser un símbolo ornamental en México.

El color distintivo de la jacaranda proviene de moléculas llamadas antocianinas, responsables de reflejar su característico tono violeta y morado por toda la ciudad.

Florecer a destiempo

El cambio climático ha hecho que las estaciones se difuminen. Las jacarandas “duermen” en climas frescos y florecen con la llegada del calor. Sin embargo, con inviernos cada vez más cálidos, han comenzado a despertar antes, causando un adelanto en su floración. La CDMX, al igual que el resto del mundo, ha experimentado un calentamiento no habitual, lo que permite ver el morado de estas flores desde febrero.

Numerosos estudios a nivel global evidencian que el cambio climático está alterando el ciclo natural de la vegetación, provocando florecimientos tempranos y desajustes con los polinizadores, entre otros efectos ecológicos.

Los cambios locales también impactan a las jacarandas. En áreas altamente urbanizadas como la CDMX, el concreto y asfalto retienen calor, elevando las temperaturas. De este modo, en avenidas como Reforma o Insurgentes, las jacarandas reciben señales térmicas antes que en áreas con más vegetación.

Postales en flor

El hanami es una tradición japonesa que consiste en contemplar las flores, especialmente las de cerezo, durante su período de floración. Este concepto, aunque oriental, se siente muy propio cuando se refiere a las jacarandas.

Reforma: violeta entre caos

En Paseo de la Reforma, las jacarandas son un símbolo de la intersección entre historia y modernidad. Desde el Castillo de Chapultepec hasta el Ángel de la Independencia, el color violeta se expande entre rascacielos y el bullicio urbano. Cada año, sus ramas ofrecen un respiro en una ciudad que avanza aceleradamente.

Los pétalos descienden, ralentizando el ajetreo de los transeúntes. Algunos se detienen para tomar fotos, mientras otros se dejan envolver por la efímera belleza de este espectáculo primaveral.

Alameda Central: silencio bajo sombra morada

La floreación de las jacarandas en la Alameda Central es única. No destaca por su explosividad de color, sino que invita a observar con calma. Aquí, estos árboles comparten espacio con fuentes y bancos que han presenciado siglos de historia. Sus flores añaden un matiz de serenidad al entorno, adornando los pasos de oficinistas, turistas y vendedores.

La jacaranda simboliza sabiduría y renovación, ya que la caída de sus flores representa la adquisición de nuevos conocimientos. Sus pétalos se convierten en una alfombra violeta que ralentiza el pulso de la ciudad.

Coyoacán: bohemia en flor

En Coyoacán, las jacarandas tienen un carácter más libre, adornando callejones, plazas y cafés. Se integran en el alma del barrio, creando una atmósfera única. Desde el Jardín Centenario hasta la Casa Azul, su color púrpura se entrelaza con risas y aromas.

En este lugar, las jacarandas no solo embellecen: forman parte de la vida cotidiana, dialogando con el color de las casas y el bullicio de los paseantes. Ahí reside un ritual bohemio en uno de los rincones más encantadores de la ciudad, donde florecer se convierte en un acto compartido.

Un hanami que se siente auténticamente mexicano; la belleza proveniente del sur que ofrece un aire renovador a una ciudad que a veces olvida respirar. Se dice que cuando cae una flor de jacaranda, es porque ha comprendido algo sobre el viento. Tomemos un momento para apreciar y dejarnos llevar por ese morado que inunda la ciudad, llenándola de promesas y renovación.

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