Recientemente, el Departamento de Protección Civil del estado de Campeche anunció en sus redes sociales que una ligera capa de polvo del Sahara estaba avanzando hacia la Península de Yucatán.
La Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) reportó que se anticipaba la llegada del polvo desde el jueves, pero al tratarse de concentraciones moderadas, no se esperaban impactos significativos en la región sur del país.
Se aclaró que el polvo provenía del Mar Caribe Occidental y no representa un riesgo para la población, aunque podría causar cielos brumosos y atardeceres de tonalidades rojizas en algunos casos.

Anualmente, México recibe partículas de polvo originadas en el desierto del Sahara. Este fenómeno, aunque curioso, no representa un peligro para la salud pública. Según el Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED), estas partículas son desplazadas al país por tormentas de arena y polvo en regiones áridas, siendo el Sahara una fuente principal.
El CENAPRED destacó que la cantidad de polvo que alcanza México depende de factores como la intensidad del viento y la concentración de partículas en África. Este fenómeno impacta preferentemente en la vertiente oriental y el sureste del país, áreas que experimentan el efecto directo del polvo, mientras que la Sierra Madre Oriental actúa como barrera que limita su llegada al centro del territorio.
Aunque el polvo del Sahara no implica un peligro inminente, influye en las condiciones climáticas. Algunos de los efectos más notables incluyen un cielo grisáceo y atardeceres rojizos, indicativos de la presencia de polvo africano en el aire.
No obstante, debido a que estas partículas finas pueden causar irritación en vías respiratorias, ojos y piel, se recomienda precaución, especialmente para quienes padecen problemas respiratorios o alergias. Es aconsejable evitar actividades al aire libre durante días con alta concentración de polvo y mantener cerradas puertas y ventanas para limitar la entrada de partículas al hogar.