Un estudio de la Academia Americana de Neurología revela que el consumo constante de alcohol está asociado con un aumento en la prevalencia de demencia. La investigación, dirigida por el doctor Alberto Fernando Oliveira Justo de la Universidad de São Paulo, Brasil, demuestra un vínculo significativo entre la ingesta de alcohol y marcadores neurodegenerativos.
El estudio encontró que aquellos que consumen alcohol regularmente presentan mayores niveles de ovillos de Tau, una proteína relacionada con la enfermedad de Alzheimer. Estos hallazgos son fundamentales para comprender cómo el consumo de alcohol puede influir negativamente en la salud cerebral.
Los participantes se clasificaron en diferentes grupos según su nivel de consumo: abstemios, consumidores moderados y bebedores empedernidos. Se consideró que consumir 14 gramos de alcohol por semana es el límite para no ser considerado un bebedor excesivo, equivalente a una cerveza de 350 ml, una copa de vino de 150 ml o 45 ml de licor.

Los resultados indicaron que las tasas de Tau en los bebedores empedernidos eran del 50%, mientras que en los consumidores moderados y abstemios el 45% y el 40% respectivamente. Se ajustaron los dados tomando en cuenta la edad, el tabaquismo y la actividad física para obtener un resultado más preciso.
Además, se reveló que la frecuencia de los ovillos de Tau se asociaba significativamente con el consumo de alcohol, y el riesgo era 41% mayor entre los bebedores excesivos y 31% más alto en los consumidores moderados en comparación con los abstemios.

Los efectos negativos del consumo de alcohol no se limitan solo a la salud cognitiva. Las personas que consumen alcohol regularmente pueden tener una vida significativamente más corta, en promedio, mueren 13 años antes que aquellos que nunca han consumido alcohol, lo que resalta un hallazgo general sobre el riesgo de muerte prematura.
Los investigadores reconocieron algunas limitaciones del estudio, como la falta de evaluación sobre la duración del consumo y la distinción entre patrones de consumo regular y ocasional. Sin embargo, la doctora Leanga Wen, de la Universidad George Washington, enfatizó la importancia de estos hallazgos para crear estrategias de prevención. “Es fundamental comprender estos riesgos para mitigar las consecuencias a largo plazo en la memoria y el pensamiento”, concluyó Justo.