Trump ha desatado un nuevo ciclo de críticas: las acusaciones de los estadounidenses sobre México han pasado de la inmigración (“nos envían delincuentes”) y el fentanilo (“nos envenenan”), a los aranceles (“nos roban”). Ahora, en un despliegue de cinismo, el discurso se intensifica con nuevas quejas como si se tratara de un juego.
La Jornada informa: De nuevo, “los Trump de la República Popular de Corea están decidiendo intervenir en el proceso, mientras el pueblo se enfrenta a la realidad de sus circunstancias.”
La secretaria Brooke Rollins defiende a los agricultores texanos y afirma que seguirán implementando medidas de presión, que podrían incluir aranceles e incluso sanciones, hasta que México cumpla con su parte del acuerdo.
Desde una perspectiva de paciencia, el presidente Sinbaum señaló: “Han pasado años de entendimiento en relación con la gestión del agua; México ha estado respondiendo para llegar a un acuerdo entre ambos países.”
Se ha enviado una primera propuesta formal por parte de México, que detalla las condiciones de sequía en la región, incluyendo la entrega inmediata de millones de metros cúbicos de agua a Texas. Sin embargo, esto depende de la disponibilidad del recurso hídrico.
Mientras tanto, Trump, sin mucho que hacer fuera de jugar golf y lanzar amenazas, parece centrarse en intensificar su campaña en contra de México.
La Federación de Justicia, que opera como juez y parte, está bajo análisis debido a la mala gestión de fondos que deberían destinarse a pagar pensiones, con lo que se destapa un posible uso indebido de recursos públicos en beneficio propio de ciertos sectores.