El gobierno ha determinado que su intervención ha sido significativa.
Después de la aprobación de un decreto-ley el viernes pasado en el consejo de ministros, únicamente podrán obtener la nacionalidad italiana aquellas personas que tengan al menos un padre, madre, abuelo o abuela nacido en Italia y que hayan nacido y residan en el extranjero.
Esta medida afecta principalmente a argentinos, uruguayos, brasileños y venezolanos, cuyos países recibieron miles de inmigrantes italianos entre finales del siglo XIX y principios del XX.
Solo el año pasado, 30,000 argentinos obtuvieron la ciudadanía italiana, de acuerdo con datos oficiales.
Las autoridades informaron que las nuevas normativas, propuestas por el Ministerio de Relaciones Exteriores y Cooperación Internacional, impactan a quienes ya poseen la ciudadanía italiana.
Italia tiene actualmente más de 60,000 solicitudes pendientes de reconocimiento de ciudadanía, con un incremento significativo en la demanda estimada para 2025.
El Ministro de Asuntos Exteriores de Italia, Antonio Tajani, explicó que se abandonará el principio de “ius sanguinis” (derecho de sangre), que se usaba para definir los derechos a la ciudadanía, brindando lugar a un enfoque más estructurado y con plazos establecidos para las solicitudes.