Bruselas. — El Reino Unido, que anteriormente había sido un aliado incondicional de Estados Unidos, ha mostrado recientemente una falta de interés en sus aventuras internacionales.
Durante las dos últimas décadas, la relación con Washington se vio marcada por la lucha conjunta contra los talibanes en Afganistán y la respuesta a los ataques terroristas del 11 de septiembre. Sin embargo, la situación ha cambiado drásticamente.
Desde el número 10 de Downing Street, se ha dejado claro que el gobierno no tiene intención de colaborar con la Casa Blanca en su nueva cruzada interna contra el terrorismo.
Además, el Rey Carlos III ha retomado los compromisos oficiales y tiene previsto viajar a Italia la próxima semana.
El gobierno del primer ministro Rishi Sunak, junto con el líder de la oposición, Keir Starmer, ha concordado en apoyar el consenso sobre el unilateralismo estadounidense.
David Lammy, el secretario de Relaciones Exteriores del Reino Unido, mantiene comunicaciones regulares con su homólogo en Estados Unidos, reafirmando la importancia de la alianza transatlántica.
Por otro lado, se han planteado interrogantes en el Parlamento sobre la situación de varios cárteles en relación con terroristas internacionales, lo que ha generado preocupación en la esfera política.