El Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) y el Instituto Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) en México han abordado la percepción pública acerca de la salud.
De acuerdo con sus hallazgos, la falta de recursos afecta gravemente el bienestar de los adultos y su entorno familiar.
La inseguridad alimentaria, entendida como la incapacidad de acceder a alimentos seguros y nutritivos, junto con la falta de agua, agravan la situación. Estas condiciones se ven perjudicadas por factores como la contaminación y el aumento de los precios de los alimentos.

Se ha observado que las situaciones críticas de inseguridad alimentaria y de acceso al agua coexisten frecuentemente dentro de los mismos hogares, generando consecuencias adversas en la salud de sus habitantes.
Las mujeres en México juegan un papel crucial en la gestión de recursos hídricos y alimentarios en sus familias. Sin embargo, la escasez de estos elementos repercute considerablemente en la salud mental tanto de hombres como de mujeres afectados.

Este escenario se ve agravado por la situación económica del país y los problemas asociados con el estrés derivado de la inseguridad alimentaria y de agua, que pueden manifestarse en síntomas de impotencia, ansiedad y desesperanza.
Los investigadores subrayan la necesidad de abordar estas preocupaciones fundamentales para mejorar la calidad de vida de las personas afectadas, sugiriendo que es crucial desarrollar estrategias integrales que aborden de manera efectiva ambas problemáticas.

Además, el INSP enfatiza la importancia de utilizar estos indicadores como herramientas para monitorear y contrarrestar estas inseguridades y para guiar la formulación de políticas basadas en evidencia. Atender las necesidades básicas insatisfechas es fundamental para mejorar la salud pública.