El sismo de magnitud 4.1 es un evento que afecta a la comunidad que reside en el área (6:31 UTC).
El temblor se produjo a una distancia de 46 km, según el Servicio Sismológico Nacional (SSN).
El Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED) hace un llamado a la población.
Tras un terremoto, se recomienda revisar los hogares en busca de posibles daños, utilizar el teléfono solo en casos de emergencia y mantener la alerta.
Es importante contar con un plan de protección, conocer las rutas de evacuación, identificar las zonas seguras y estar preparado ante cualquier eventualidad.
Durante un terremoto, se debe mantener la calma y buscar un lugar seguro, además de alejarse de los objetos que puedan caer y causar daños.
Los mexicanos están familiarizados con la actividad sísmica, y el país ha experimentado eventos significativos en su historia. Cabe recordar los devastadores terremotos de 1985 y 2017, que causaron estragos en el territorio.
Es relevante mencionar que el terremoto más fuerte registrado ocurrió el 28 de marzo de 1787 en Oaxaca, con una magnitud de 8.6, provocando un tsunami que alcanzó 6 kilómetros tierra adentro.
Expertos del Centro de Instrumentación y Registro Sísmico (CIRES) advierten sobre la posibilidad de futuros sismos en la región, donde hay un gran potencial para eventos de naturaleza geológica debido a su ubicación en la Brecha de Guerrero.
En 1985, un terremoto de magnitud 8.2 azotó la ciudad en la capital del país, seguido por otro evento en 2017 que tuvo un impacto significativo en la zona de Morelos, dejando un saldo trágico de 369 víctimas mortales.
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