“Si pudiera regresar el tiempo, nunca habría hecho eso”, comenta Carlos*, un migrante venezolano, sobre la travesía que realizó en lancha desde Panamá a Colombia.
La lancha en la que viajaba este lunes junto a su esposa e hijos de 8 y 12 años, desde Puerto Obaldía, Panamá, hasta Capurganá, Colombia, quedó varada en alta mar.
“El agua entró al motor y nos quedamos flotando en medio del océano”, relata Carlos para BBC Mundo. “Llamamos a un lanchero para que nos rescatara, pero al llegar chocó con nuestra lancha, se montó con nosotros y casi volcamos”.
El choque causó un agujero en la embarcación, por el que comenzó a entrar agua. Afortunadamente, otra lancha llegó para rescatarlos y regresarlos a Puerto Obaldía.
Después de realizar algunas reparaciones, Carlos y su familia volvieron a zarpar en la misma lancha y lograron llegar a Capurganá. La mayoría de los migrantes que emprenden este viaje atravesaron previamente la peligrosa selva del Darién; el Gobierno de Panamá reportó 84 personas en 2024 que hicieron esta ruta.
En su experiencia, Carlos describe la travesía como “traumática”. Relata que cuando estaban en la lancha, su prioridad era mantener a sus hijos seguros y distraídos del temor que sentían ante la situación.
Los vientos alisios, que son más frecuentes de enero a abril, generan mareas peligrosas para las embarcaciones pequeñas, como aquellas que utilizan los migrantes en su travesía. A pesar de los peligros, grupos de Whatsapp y otras redes sociales fomentan la unión y el apoyo entre los migrantes venezolanos.