La escasez de agua en México ha llegado a niveles alarmantes en los últimos años, afectando tanto a áreas urbanas como rurales. Ante esta crisis hídrica, muchas familias se han visto forzadas a almacenar agua potable en sus hogares debido a la falta de acceso al recurso. Sin embargo, esta práctica puede conllevar riesgos serios para la salud si no se realiza adecuadamente, especialmente en épocas de calor.
De acuerdo con información de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), al 24 de febrero reciente, las presas del Sistema Cutzamala, que abastecen a la capital, registraron un almacenamiento del 60.8%, muy por debajo del promedio histórico que es de 72.3%. Esta disminución plantea preocupaciones sobre el suministro a largo plazo.
El aumento de las temperaturas típicamente favorece el crecimiento de bacterias, hongos y virus en el agua almacenada, sobre todo en recipientes no adecuados para su conservación, lo que puede provocar enfermedades gastrointestinales.

Según la Secretaría de Salud, las enfermedades gastrointestinales, como la diarrea y el cólera, han mostrado un incremento relacionado con esta situación. Muchos ciudadanos almacenan agua en tambos o bidones sin las condiciones adecuadas de higiene.

Además de los riesgos biológicos, estudios realizados por el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA) han detectado la presencia de residuos de fármacos y compuestos industriales en muestras de agua almacenada. Estos contaminantes pueden encontrarse en agua tratada, cuya calidad se ve comprometida por el almacenamiento inadecuado, presentando peligros para la salud humana.
Los expertos coinciden en que la clave para evitar los problemas mencionados radica en emplear sistemas de almacenamiento adecuados. En lugar de usar cubetas o tambos abiertos, es esencial optar por cisternas y tinacos cerrados, diseñados para proteger el agua de factores externos como luz solar, polvo y microorganismos. Estos sistemas ayudan a mantener el agua limpia y libre de contaminantes por más tiempo, garantizando su potabilidad.

Asimismo, el mantenimiento de estos sistemas es fundamental. La limpieza regular y el sellado hermético de los recipientes son cruciales para evitar la filtración y la contaminación.