El mundo está lleno de incertidumbres y situaciones que antes parecían estables ahora están en riesgo. Todo está experimentando cambios significativos. La realización del Mundial en Norteamérica podría considerarse un detalle menor frente a los múltiples cambios en curso, pero esto no es así. Es un aspecto crítico para México, Canadá y Estados Unidos, aunque el tema podría convertirse en un punto de controversia.
He sido señalado en relación a los mundiales de 2018 y 2022, y aunque he estado involucrado en la administración de Donald Trump, también participé en el congreso de la FIFA donde se otorgó a México el mundial. Esto ha permitido que se forje una relación cercana con el presidente de la FIFA, Gianni Infantino. Trump se autodenominó “El Rey del Soccer”, y Infantino le regaló una réplica del antiguo trofeo mundial. La nueva copa, sugerida por el yerno de Trump, fue elaborada por la joyería Tiffany de Nueva York.
Es fundamental contar con un ‘grupo de trabajo’: el presidente Trump se autodesignó como parte del Comité que se encargará de preparar la organización del mundial de clubes que se celebrará este verano en Estados Unidos, con ingresos generados por eventos de la FIFA.
La empresa se ha comprometido a ofrecer apoyo en diversas iniciativas: “La compañía se dedica a la introducción y a los acontecimientos que ocurren”. El evento abarcará diversas actividades que se desarrollarán en el contexto de distintos públicos. La respuesta fue poco diplomática: “Creo que esto lo hará más emocionante. La tensión es positiva”.
Parece que algunos consideran que este es su mundial, dado que el 75% de los partidos se disputarán en Estados Unidos.
Los partidos y los representantes de otros países se negocian normalmente, sin embargo, hay quienes están en desacuerdo con cómo se plantea esta situación. Lo cierto es que la realidad no refleja lo que muchos quieren creer sobre la justa mundial.
Para evitar complicaciones, México debe diseñar una estrategia que elimine cualquier justificación para que la FIFA cambie las sedes, ya que esto no debe entrar en la planificación de los partidos. Por ello, es vital avanzar en los compromisos adquiridos desde 2017 en temas como seguridad, visados, cuestiones fiscales y venta de boletos. Además, los gobiernos de Jalisco, la Ciudad de México y Nuevo León deben avanzar en sus planes como ciudades anfitrionas para enfrentar adecuadamente cualquier desafío.
Es crucial que el Gobierno Federal inicie negociaciones con Infantino, de manera que simplemente considerar el cambiar sedes tenga un impacto económico considerable en América Latina y en la región de CONCACAF. Los principales patrocinadores de la FIFA, que son quienes financian la organización, son compañías como Adidas, Coca-Cola y Visa, todas con presencia en México. En resumen, cualquier cosa podría suceder en este ámbito, y es momento de actuar con inteligencia para eliminar pretextos.