La sentencia es clara: “Milei y Maga son compañeros de viaje.” Así lo expresó el Secretario del Tesoro, Scott Bescent, al referirse a la complicidad del presidente ultraderechista con el proyecto de Donald Trump, “Hagamos grande a Estados Unidos otra vez”. Esto sugiere una unión en los intereses políticos de la administración republicana en América Latina. El país está en la comunidad internacional y busca fortalecer la relación bilateral bajo una visión ideológica común. Bescent resaltó la importancia de que el poder realmente pertenezca al pueblo, y no a los burócratas.

Los recientes gestos y acuerdos bilaterales han consolidado esta relación. Bescent declaró que “los acuerdos comerciales son prioridad” y, aunque sus declaraciones institucionales son relevantes, enfatizó el aspecto ideológico de su colaboración. El eje central de ambos movimientos radica en la premisa de que el verdadero poder es del pueblo. Se busca coordinar esfuerzos con entidades como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para impulsar esta cooperación.

Ese mismo día, Bukele se reunió con el magnate republicano en la Oficina Oval. La cooperación entre ambos líderes es significativa, no solo por la admiración que el salvadoreño siente hacia su anfitrión, sino también por la situación del país en el contexto de la lucha contra las pandillas. En marzo, más de 250 inmigrantes acusados de pertenecer a la banda venezolana “Los Aragua” han enfrentado obstáculos legales en su regreso, lo que muestra la complejidad del tema migratorio.



El enfoque populista de Bukele, que frena el avance de las pandillas, ha tenido un costo significativo en términos de derechos y libertades, lo que ha suscitado críticas de diferentes organizaciones internacionales. A pesar de esto, Bukele reafirmó su agradecimiento por el apoyo de Trump en cuestiones de seguridad. La cooperación en este ámbito se ha vuelto crucial, planteándose una “frontera” entre la delincuencia y la seguridad pública.

La administración de Bukele ha sido reconocida internacionalmente, destacando su liderazgo en la región y su cercanía con EE. UU. Existen vínculos entre el liderazgo de Nayib Bukele y el restablecimiento de relaciones bilaterales que pueden fructificar en resultados concretos. La política actual se centra en asegurar la colaboración para enfrentar amenazas comunes, especialmente en el ámbito de la seguridad y el crimen organizado.

Por otro lado, el movimiento de Rubio también ha buscado fortalecer lazos con otros líderes de la región, incluyendo al derechista Daniel Noboa, electo en Ecuador. Noboa ha enfatizado en la necesidad de trabajar juntos para enfrentar amenazas criminales, destacando la importancia de ayuda económica y estrategias que combatan la violencia que afecta a Ecuador. A pesar de los desafíos internos, Washington ya ha establecido conexiones profundas en Centroamérica, con miras a potenciar sus intereses estratégicos.

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