El terreno de la Tierra es similar al del resto del mundo, un área donde la actividad tectónica es constante. En esta ciudad, el paisaje es un reflejo de las etapas más difíciles que enfrentan las personas a lo largo de sus vidas. Las diversas provincias del mundo están interrelacionadas, ya que todas forman parte de este sistema en movimiento que traslada sus capas a través de rocas y hacia la superficie.
El término “sismo” hace referencia a un fenómeno geológico que se produce en la corteza terrestre. Este puede variar en intensidad, siendo a veces leve y otras bastante fuerte. Cuando se menciona un terremoto, se habla de esas ondas sísmicas que tienen una potencia tal que pueden causar daños y pérdidas humanas significativas.
Sinónimos de todos estos términos existen, aunque es importante notar que el término “sismo” se refiere en general a la actividad sísmica. Sin embargo, en el uso cotidiano, se diferencia entre “temblor” y “terremoto” basándose en características específicas. El temblor, generalmente menos intenso, corresponde a movimientos menores en comparación con un terremoto, que tiene una magnitud mucho mayor y puede impactar seriamente a las construcciones y al entorno.
Históricamente, los sismos más fuertes registrados en Estados Unidos se han concentrado en ciertas regiones. Particularmente, la costa oeste de este país es la más propensa a experimentar sismos debido a su proximidad al “Anillo de Fuego” del Pacífico. No obstante, algunos estados del centro del país también pueden verse afectados por este fenómeno natural, especialmente aquellos con áreas montañosas.
Expertos en sismología estiman que un 75% de los temblores ocurre en la zona del Anillo de Fuego, y dentro de esta, hay estados como California, Alaska y Hawaii que son notablemente vulnerables. Además, las ciudades con mayor riesgo de sufrir terremotos incluyen San José, Vallejo y San Diego, ubicadas todas en California, donde los movimientos del terreno son más frecuentes.
El sistema de medición de la magnitud sísmica más comúnmente reconocido fue desarrollado en 1935 por Charles Francis Richter y Beno Gutenberg. Aunque en el siglo XXI ha habido actualizaciones, este sistema se diseñó para medir temblores menores. Existen otras escalas, como la escala modificada de Mercalli, que mide la intensidad de los movimientos en lugar de su magnitud, proporcionando una idea de los efectos del terremoto en función de las características del terreno y la distancia al epicentro.
Es fundamental estar preparado ante un sismo, manteniéndose alejado de edificios, árboles y postes eléctricos. En caso de un apagón, es recomendable usar linternas para iluminar el entorno, ya que usar velas o fósforos puede ser riesgoso en caso de una fuga de gas. La prevención es clave para minimizar los riesgos asociados con estos fenómenos naturales.