La situación actual relacionada con el agua en el Río Bravo es crítica debido a un tratado bilateral firmado en 1944 entre Estados Unidos y México.
Según datos oficiales, México se enfrenta a la reducción de más de 1,480 millones de metros cúbicos de agua comprometidos por el Río Bravo, lo que se agrava por la sequía y afecta a la agricultura en el norte del país.
El expresidente Donald Trump abordó el tema advirtiendo que su administración podría imponer sanciones a México si no cumplía con el tratado. “Seguiremos escalando las consecuencias, que incluirán aranceles y, tal vez, incluso sanciones, hasta que México respete el tratado y entregue el agua que se le debe”, afirmó.

El conflicto se centra en el cumplimiento del tratado de 1944 que regula el suministro de agua. Este acuerdo establece que Estados Unidos debe enviar 1,850 millones de metros cúbicos anuales desde el Río Colorado y 2,185 millones desde el Río Bravo cada cinco años.
De acuerdo con lo estipulado, el agua que fluye desde el norte de México es recolectada en las zonas fronterizas, pero actualmente el flujo ha disminuido drásticamente, afectando la producción agrícola en Texas.
Un agricultor, Brian Jones, comentó para el Wall Street Journal que “solo puedo plantar la mitad de mi finca porque no cuento con el agua de riego que necesito”. Esta situación ha generado preocupaciones económicas serias entre los agricultores de Texas.
La escasez de agua ha tenido efectos devastadores: en 2024, el último ingenio azucarero del Valle del Río Grande cerró debido a la falta de agua necesaria para la producción, lo que resultó en la pérdida de 500 empleos. “Ya hemos perdido nuestra industria azucarera”, manifestó la congresista de Texas, Mónica de la Cruz.

Un estudio de 2023 realizado por la Universidad Texas A&M estima que el valor de todas las cosechas en la región asciende a 673 millones de dólares, reflejando la importancia del agua para la agricultura local.
En respuesta a la crisis, México ha anunciado que buscará una mayor eficiencia en el uso del agua, planteando medidas para limitar las plantaciones cercanas al Río Bravo.
Los expertos ambientales sostienen que la raíz del problema radica en la gestión del agua. El profesor Stephen Mumme, de la Universidad Estatal de Colorado, subraya que el tratado de 2012 y las restricciones impuestas influyen en las disputas actuales.

“La escasez de agua es un problema preocupante y ha llevado a respuestas ingeniosas y creativas en el mundo agrícola”, señaló un ingeniero agrícola de Texas A&M. Mientras tanto, muchos agricultores están implementando estrategias de adaptación, como la creación de estanques de retención y el revestimiento de canales con concreto.
Por su parte, Tudor Uhlhorn, presidente del Consejo de la Cooperativa Rio Grande Valley Sugar Growers, hizo un llamado al gobierno estadounidense para que tome medidas. “Son ellos quienes necesitan tomar acción”, afirmó.