El Secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, ha orientado a las Fuerzas Armadas para preparar a sus aliados ante la posibilidad de una ofensiva sobre Taiwán, al tiempo que se refuerza la defensa en Europa. El documento que establece estas directrices contiene similitudes notables con la ideología de la Fundación Heritage, incluyendo fragmentos casi idénticos a un texto publicado el año pasado.
Este documento, titulado “Guía Estratégica Nacional Interina” y marcado como “Secreto/No Extranjero”, ha sido distribuido en todo el Departamento de Defensa. Establece, con un enfoque bipartidista, la visión del candidato Donald Trump sobre cómo manejar futuras amenazas a la seguridad, concentrándose en la defensa frente a posibles agresiones chinas.
La preparación se focaliza especialmente en Taiwán, que se considera un punto crítico y representa una de las mayores amenazas en la región. Asimismo, el Pentágono señala que se debe prestar más atención a otros escenarios bélicos, manteniendo personal y recursos en Oriente Medio y Asia Oriental.
El documento sugiere que la defensa contra posibles ataques a Estados Unidos dependerá en gran medida de la cooperación con aliados. A diferencia de la estrategia de defensa nacional de 2022 de la administración Biden, que enfatizaba el fortalecimiento de alianzas para contrarrestar la agresión rusa, Hegseth sostiene que la OTAN debe asumir una carga mucho mayor porque Estados Unidos no podrá estar presente en todas partes.
Hasta el momento, el Departamento de Defensa no ha hecho comentarios públicos sobre estas directrices. Hechas públicas en el contexto de la creciente tensión global, los documentos reflejan una visión que prioriza el fortalecimiento de las relaciones internacionales y el manejo equilibrado de las fuerzas militares en el mundo.
Varios altos mandos militares han vinculado explícitamente la filosofía de este documento con las pautas proporcionadas por la Fundación Heritage. Esto ha llevado a debates internos sobre cómo abordar las crecientes tensiones geopolíticas y la intervención en áreas estratégicamente significativas.
El enfoque de la nueva estrategia incluye conceptos de “defensa de negación” que buscan disuadir cualquier ataque a Taiwán y reforzar la presencia militar en la región por parte de los aliados, quienes han expresado preocupaciones sobre la idoneidad de la defensa norteamericana en caso de un conflicto abierto.
