La toma de posesión de Trump el 20 de enero marca el comienzo del año, acompañada de la firma de 65 acuerdos ejecutivos en diferentes áreas. Se establecieron aranceles que se implementarán entre el 1 de abril y agosto, los cuales probablemente incluirán el IVA sobre productos extranjeros, lo que podría transformar la política comercial y abrir nuevas oportunidades de crecimiento.
En enero, los precios al consumidor aumentaron un 0,5% mensual, lo que supera las expectativas después de seis meses de desaceleración. Los alquileres, un componente clave de la inflación, han comenzado a acelerarse nuevamente, en gran parte debido a los incendios en California. Este comportamiento es similar a lo que se observó en meses anteriores, sugiriendo una posible persistencia en la tendencia inflacionaria.
Las ventas minoristas mostraron una caída significativa en enero, con una disminución del 0,9% intermensual, tras un período de optimismo en temporadas anteriores. El índice de confianza de los consumidores presentó fluctuaciones, alcanzando una lectura de 52,8 en enero, mientras que los servicios se situaron en 52,9.
El empleo se mantiene como un indicador crucial para la confianza del consumidor y para la Reserva Federal. La tasa de desempleo disminuyó al 4% en enero, con solicitudes de subsidio por desempleo colocándose por debajo de 220,000. El informe ADP muestra un mercado laboral robusto, aunque con diferencias notables entre sectores expuestos a los consumidores y aquellos que ofrecen servicios industriales que son menos dinámicos.
El índice de producción industrial mostró una mejora del 0,5% en enero, tras un aumento del 1% en diciembre, lo que indica señales alentadoras. Sin embargo, la producción manufacturera se estabiliza en 50,9, lo que sugiere una moderación en el crecimiento en este sector.
En conclusión, la sociedad estadounidense y la Reserva Federal están observando de cerca la inflación. El riesgo inflacionario es palpable, y el mercado laboral sigue evolucionando, con presión sobre los salarios. A medida que la Reserva Federal contempla una pausa en su programa de políticas, se enfrenta a la necesidad de ajustar sus medidas en función de las decisiones del nuevo gobierno, lo que podría complicar esta frágil ecuación.
Europa: Optimismo Frente a la Adversidad
En el cuarto trimestre, la economía de la zona euro tuvo un crecimiento leve de 0,1%, evitando caer en recesión. Sin embargo, los datos anuales muestran que la economía europea estuvo cerca de un crecimiento del 1% en 2023. Esto refleja una creciente confianza en la estabilidad económica dentro de un contexto global incierto.
En Francia, el crecimiento económico se estabilizó tras los Juegos Olímpicos, con una ligera contracción del 0,1% en el cuarto trimestre. A pesar de esto, el gasto del consumidor mostró un aumento del 0,7% en comparación con noviembre, y la confianza de los consumidores también ha repuntado, aunque persisten preocupaciones en el sector manufacturero, que reporta una caída del 0,7% en la actividad.
La situación es menos favorable en Alemania, donde la actividad económica se desaceleró hacia finales de año. A diferencia de Francia, las ventas minoristas cayeron un 1,6% en diciembre, y la industria también mostró contracción con una baja del 2,4% en producción intermensual en diciembre. Sin embargo, se ha registrado un repunte en los pedidos de fábricas al aumentar un 6,9% en diciembre.
A pesar de la desaceleración, el mercado laboral en la zona euro permanece estable, con un desempleo que se mantiene en el 6,3%. Sin embargo, la producción manufacturera italiana se vio afectada hacia el final del año, tras un periodo de buenos resultados anteriores.
Para el Banco Central Europeo, el contexto actual es favorable. La inflación elevada y la estabilización en el crecimiento salarial sugieren que, en la medida en que se logre contener la presión inflacionaria, se podrían considerar ajustes en la política monetaria, alineándose con los objetivos del BCE para avanzar hacia una mayor flexibilidad. Sin embargo, la inflación persiste debido a la continua subida de precios en servicios, lo que podría complicar aún más el panorama económico.
China: El 2025 Comienza Peor que lo que Acabó 2024
En el cuarto trimestre, el crecimiento económico de China resultó ser mejor de lo esperado, con un incremento del 5,4%. La resistencia del comercio exterior ayudó a compensar las debilidades en la demanda interna. En diciembre, las exportaciones se incrementaron casi un 11%, llevando el superávit comercial a un récord de 104,800 millones de dólares, destacando el comercio con Estados Unidos.
Sin embargo, la demanda interna, afectada por las tensiones en el mercado inmobiliario, comenzó a mostrar signos de estabilización en diciembre, con un aumento del 3,7% en las ventas al por menor. Las importaciones también han vuelto a ser positivas, lo que sugiere un ligero repunte en la actividad económica.
A pesar de esto, el mercado inmobiliario sigue bajo presión, con un exceso de inventario que ha llevado a una caída en las ventas. Los precios de la vivienda parecen desacelerarse, especialmente en el sector de la vivienda nueva. La inversión inmobiliaria cayó un 10,6% en el conjunto del año 2024.
La producción manufacturera ha mostrado debilidades, con caídas en los índices PMI, tanto en la medición oficial como en la de S&P. La baja en la manufactura está ligada a un entorno económico global incierto, aunque las ventas al por menor siguen siendo un motor clave, beneficiadas por subvenciones a productos duraderos.
En conclusión, China enfrenta desafíos significativos en el inicio de 2025, con un panorama económico que requiere atención continua, especialmente en sectores críticos como el inmobiliario y la manufactura. La salud de la economía china dependerá de su capacidad para adaptarse a estos cambios y fortalecer su modelo de crecimiento.