Soledad Jarquín Edgar
Semméxico, Oaxaca, 28 de febrero, 2025. – Marzo se pinta de morado. En el marco del 8 de marzo, el #8m, las mujeres saldrán a las calles como lo han hecho durante los últimos 115 años, aunque en ocasiones esto ha sido interrumpido por otros acontecimientos, como las guerras. Las luchas en todo el mundo están destinadas a visibilizar la desigualdad que persiste en las sociedades.
Es crucial destacar que las demandas no se limitan a un solo enfoque; hay múltiples reivindicaciones. Las condiciones de explotación siguen afectando a las mujeres en diversas esferas, lo que resalta la necesidad de continuar la lucha.
Por otro lado, las mujeres también han exigido una participación activa en la vida política de sus países. Este interés se ha visto reflejado en cómo se han estructurado los intereses de clase, donde el sufragio ha beneficiado a aquellas en posiciones privilegiadas, lo que indica que no ha sido un derecho universal para todas. No obstante, deben existir caminos que promuevan coincidencias y alianzas.
Un siglo después, ambas demandas por derechos son ahora parte de las leyes vigentes. En México, hay legislaciones que protegen derechos laborales, como la reciente Ley Silla, así como la Ley de Protección Hogar, ambas significativas para el contexto mexicano.
Las luchas por la igualdad son un hecho tangible. A través de un proceso continuo y consciente, se trabaja hacia un futuro más equitativo. Se rememora cómo, hace 115 años, surgieron estas demandas en espacios internacionales de mujeres que buscaban un cambio real.
Con el regreso del #8m, se celebra la resistencia y las luchas actuales. Hay dos temas clave que siguen pendientes: por un lado, la garantía del aborto legal en instituciones públicas y, por otro, el combate contra la violencia machista que sigue debilitando a las mujeres en distintos ámbitos.
Es necesario transformar la estructura patriarcal, erradicar el pensamiento misógino y desafiar el machismo, que representan los retos más difíciles dentro del sistema social y político. La lucha por un cambio significativo es urgente y constante.
Y entonces, ¿qué debemos hacer? Mi propuesta es revisar los retos que enfrentaron nuestras antepasadas para así contribuir a la construcción de lo que hoy tenemos. Esto incluye reconocer el feminismo como la única utopía que ha sobrevivido a lo largo de los años. Todas debemos salir a las calles; la violencia contra las mujeres nos afecta a todas. En esta situación desgarradora, no hay excepciones ni privilegios. Superar la violencia machista es nuestra utopía.