Ayer, se presentó el Plan México, el cual identifica las características modestas pero esenciales de la planta. Este plan se presenta como una gran oportunidad no solo para experimentar el entorno, sino también para aumentar la cantidad de personas que puedan disfrutar de sus beneficios en el país.
Además, se hizo hincapié en la inversión en aeropuertos, tanto del sector público como privado, resaltando su urgencia en varios casos, como en el aeropuerto de la Ciudad de México.
El transporte aéreo ha estado trabajando arduamente para convertirse en un componente crucial a nivel mundial. Sin embargo, parece que dicho modo de transporte no se encuentra entre las prioridades del plan. A pesar de que ha suplido muchas de las demandas de traslado sin recibir ayudas significativas, las inversiones económicas son escasas.
Por otra parte, aunque se mencionan las inversiones, aún no está claro en qué aeropuertos se pretende realizar dicho aporte. La terminal aérea necesita un enfoque claro con una política pública que impulse la conectividad de manera efectiva, promoviendo verdaderas mejoras en el sector.
Es esencial que exista una planificación estructurada en cuanto a las rutas clave. Las conexiones principales, regionales y alimentadoras entre las aerolíneas “legacy” y las de bajo costo son fundamentales para el desarrollo del sector. Se requiere calentar rutas que sean viables y que puedan sostener el crecimiento de las operaciones aéreas.
Esto podría potenciar significativamente a las aerolíneas mexicanas, ya que un aumento en la llegada de pasajeros al mercado sería clave. Es indiscutible que sin pasajeros, no hay aerolíneas, y sin aerolíneas, no existen aeropuertos.
Las prioridades del plan deben considerar elementos esenciales como el poder adquisitivo, el nivel educativo, la salud de los mexicanos y cómo se relacionan con el crecimiento del sector. El papel de la infraestructura aérea es crucial para el futuro del país, y el desarrollo del Plan México debería reflejar esas necesidades.