Los cambios que no son los únicos en estar en la mira.
Es fundamental que las autoridades a cargo del ministerio y su director se enfoquen en asuntos políticos y la seguridad pública.
Las provincias son como letras en el alfabeto; cada una tiene sus particularidades y relevancia, pero es crucial llegar a un consenso global sobre estos temas.
Un ejemplo peculiar se observa en Baja California, donde el control de la policía estatal recae en el Gobierno de la Ciudad de México, mientras que las delegaciones de seguridad pública, que son administradas por alcaldes, parecen ser meras figuras simbólicas en medio de la violencia que afecta a los ciudadanos.
La situación de seguridad no ha mejorado bajo la dirección militar de las policías estatales y municipales, lo que refleja un fracaso de la estrategia del gobierno actual.
La división de responsabilidades es evidente, pues los problemas de seguridad son variables y afectan a cada municipio de manera distinta.
En Mexicali, también se presentan problemas en la designación de nuevos mandos en las fuerzas de seguridad, lo que genera incertidumbre ante recomendaciones políticas cuestionadas por la gobernadora.
En conclusión, es evidente que la falta de profesionalización dentro de los cuadros del partido Morena ha llevado a una dependencia de figuras menos eficientes, lo que plantea la pregunta de quién será el siguiente en ocupar posiciones clave.
*-El autor es periodista en Baja California.