Las autoridades de la Ciudad de México han presentado una nueva propuesta para las corridas de toros, que ha generado opiniones divididas. Los defensores de los derechos animales apoyan la iniciativa, mientras que el gremio taurino se manifiesta en contra, argumentando que cambiar la esencia del espectáculo es inaceptable.
La propuesta busca transformar las corridas en un evento que no implique violencia, evitando así causar lesiones o la muerte a los toros. A través de la iniciativa, se contempla realizar estos eventos de manera más ética y respetuosa hacia los animales.
Para satisfacer las preocupaciones de los diversos sectores involucrados, se plantea que las corridas se realicen “sin violencia”, lo que incluiría limitaciones como restringir el uso de objetos punzantes durante las presentaciones. Según el diputado local Jesús Sesma, del Partido Verde Ecologista, este cambio es una evolución necesaria en la tradición de la fiesta brava.
Las modificaciones sugeridas incluyen que la duración de las corridas se reduzca a un máximo de 10 minutos por toro, frente a los 20 minutos actuales, y que se permitan hasta seis toros por evento. Además, se ha mencionado la posibilidad de extraer los cuernos a los toros para evitar lesiones a otros animales y se limitaría el uso de capotes y muletas únicamente.
Sin embargo, representantes del gremio taurino han advertido que estos cambios podrían afectar significativamente el espectáculo, ya que perderían su esencia original. Muchos creen que la experiencia no sería la misma sin el elemento de riesgo y emoción que caracteriza a las corridas tradicionales.
Se ha señalado que, de aprobarse la ley, podría ser necesario recurrir a recursos legales, como juicios de amparo, para impugnar posibles modificaciones que consideren desventajosas. Mientras tanto, Sesma ha expresado su respeto por el derecho de los opositores a utilizar todos los recursos disponibles para defender sus posiciones.
En conclusión, la propuesta de modificación de las corridas de toros en la Ciudad de México continúa generando un intenso debate, donde los intereses de los defensores de los derechos animales y el gremio taurino chocan. Las decisiones que se tomen definirán no solo la tradición taurina en la capital, sino también el futuro del trato hacia los animales en espectáculos culturales.
