En una conversación con Henry, un paciente que padecía de severa amnesia, la doctora Brenda Milner le pidió que le dijera un número. “Quiero que digas el número 584. Ya vuelvo”, le dijo. Antes de irse, Milner tomó una pausa.
Milner salió a tomar un café y, tras unos 20 minutos, volvió para continuar la evaluación. Henry respondió correctamente: “584”. “¿Cómo lo hiciste?”, preguntó ella. “Bien, 5 más 8 más 4 suman 17. Si lo divides entre 2, obtienes 8 y 9. Recuerda el 8. Al dividir 9, obtienes 5 y 4. Así que es 584. Fácil”, explicó.
“¿Y te acuerdas de mi nombre?”, inquirió Milner. Él, disculpándose, respondió que su memoria estaba fallando. A pesar de haber conocido a Milner durante más de 30 años, Henry nunca pudo recordar su nombre; de hecho, no recordaba ninguna de las experiencias vividas.
Milner y Henry se conocieron en 1955, cuando él tenía 29 años. Tras el fallecimiento de Henry, a los 82 años, se supo su nombre completo: Henry Molaison. Antes, solo era mencionado como “el paciente HM”.
Henry padeció de ataques epilépticos severos que afectaron su vida diaria. Aunque la cirugía que recibió para tratar la epilepsia fue efectiva, resultó en una amnesia anterógrada; esto significa que no podía formar nuevos recuerdos tras la intervención.
La notable historia de la conexión entre Henry y el número 584 fue relatada por Milner en una entrevista de 2013, donde destacó su singularidad. Esta experiencia condujo a estudios sobre diferentes tipos de memoria, en particular la memoria de trabajo, que es crucial para mantener la información a corto plazo.
Henry, al no poder recordar su aprendizaje de nuevas habilidades, mostró sin embargo destreza en ciertos ejercicios, como dibujar un objeto reflejado en un espejo. Este desafío probó que, a pesar de su falta de memoria consciente, todavía existían capacidades que él podía desarrollar. Este hallazgo aportó nuevas perspectivas sobre los sistemas de memoria en el cerebro, y la importancia del hipocampo en la creación y mantenimiento de nuevos recuerdos.