El objetivo del plan se expresa de una manera desafortunada, lo que dificulta el control sobre la situación.
El presidente Donald Trump está esperando solicitar a la corte que se pronuncie sobre la validez de la ciudadanía de los nacidos en el país, y está buscando mayores poderes para frenar las acciones de la Casa Blanca.
De hecho, esta es una estrategia que podría generar un efecto similar: permitir que Trump, al menos temporalmente, revierta más de un siglo de leyes que son parte del tejido social estadounidense.
Los abogados del gobierno han señalado que “ya se ha alcanzado una proporción epidémica”, según la procuradora general Sarah Hari al hablar sobre los apelaciones relacionadas. Antes del fallo, se debería considerar que ya es suficiente.
Por el momento, la corte no muestra interés en apresurarse para resolver estos casos. Los abogados que llevan la apelación de Trump solicitaron una extensión de los plazos, más allá de lo habitual.
La única forma de avanzar es encontrar una manera de coexistir. La Corte Suprema ya ha rechazado en dos ocasiones la decisión de los tribunales inferiores.
Estos casos han generado contundentes discrepancias entre algunos jueces. Tanto los conservadores como los liberales han expresado su preocupación por el poder de los tribunales a raíz de la apelación de Trump, lo que debería atraer más apoyo hacia un fallo.
