La Identidad Nacional es un componente esencial de nuestro país. En 2024, las exportaciones agroalimentarias alcanzaron un récord histórico de 53,949 millones de dólares, lo que representa un crecimiento del 5.2% respecto a 2023. La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural ha trabajado para consolidar la presencia de nuestros productos, especialmente en el mercado internacional.
No obstante, el sector agrícola enfrenta retos significativos que, como apunta Jorge Esteve, nuevo presidente del Consejo Nacional Agroalimentario, ponen en peligro su estabilidad y futuro. Los problemas son una consecuencia de decisiones proteccionistas, como las que impuso Donald Trump con aranceles a las exportaciones mexicanas, lo que no solo afecta nuestro acceso a mercados clave, sino que también amenaza la viabilidad económica de muchos exportadores.
En este contexto, es crucial que apostemos por productos con mayor valor agregado. No podemos limitarnos a exportar materias primas; es necesario transformar nuestros recursos en bienes que ofrezcan mayores beneficios. Para ello, es fundamental que el sector agropecuario mexicano invierta en prácticas sustentables, como el bienestar animal, la producción orgánica y el comercio justo.
Además, no podemos ignorar una realidad alarmante: cada año, millones de personas en México enfrentan inseguridad alimentaria. Aproximadamente 20.4 millones de mexicanos se encuentran en esta situación, lo que resalta la urgencia de abordar el problema alimentario desde una perspectiva integral.
La revolución tecnológica y la inteligencia artificial no son solo conceptos futuristas, sino herramientas esenciales para transformar el campo mexicano. Se estima que actualmente se emplea un 40% del agua en forma ineficiente. Es imperativo mejorar la gestión de recursos, incluyendo el uso de sensores avanzados para optimizar el consumo de agua y fertilizantes.
La economía circular se presenta como una estrategia innovadora que puede beneficiar al sector agropecuario. Por ejemplo, los biosólidos generados en la industria porcícola pueden revalorarse como fertilizantes naturales, convirtiendo un desecho en una fuente de generación de riqueza.
Para revertir la tendencia de pérdida de talento e ideas frescas en nuestras comunidades rurales, es necesario transformar radicalmente las condiciones laborales en el campo. Imaginemos un entorno agropecuario donde la tecnología y la innovación sean la norma, permitiendo a los jóvenes visualizar un futuro próspero sin necesidad de abandonar su comunidad. La suerte del campo mexicano está en nuestras manos; cada decisión que tomemos puede marcar la diferencia. La reducción del desperdicio alimentario, la optimización de recursos y la implementación de modelos sostenibles son pasos necesarios hacia un futuro más brillante.