Recientemente, Tijuana ha sido escenario de una serie de protestas que han llevado a un grupo de manifestantes a bloquear el acceso al aeropuerto. Esto se considera por ellos un ejercicio legítimo de su derecho a la protesta, aunque afecta a casi 2 millones de personas que utilizan el servicio. Las manifestaciones se han visto acompañadas de actos de vandalismo y daños, todo en el contexto del Día Internacional de la Mujer.
Desde los tiempos más antiguos, el ser humano ha buscado formas de expresar su descontento. A lo largo de la historia, estos sentimientos se han canalizado a través de protestas y movimientos sociales. La naturaleza de las protestas ha evolucionado, pasando de manifestaciones pacíficas a actos más disruptivos, evidenciando la necesidad de visibilizar sus demandas.
A lo largo de la historia, ha habido numerosas protestas que han dejado huella, como el conocido “Motín del Té” en 1773, que marcó el inicio de la independencia de Estados Unidos de Gran Bretaña. Este evento, que tuvo lugar la noche del 16 de diciembre, se centró en un grupo de colonos liderados por Samuel Adams y John Hancock, quienes arrojaron más de 300 cajas de té al puerto de Boston.
Otro evento destacado es la “Marcha de la Sal”, liderada por Mahatma Gandhi, que simboliza la resistencia pacífica a la opresión y ha inspirado a movimientos de derechos civiles en todo el mundo. Estos ejemplos ilustran cómo las protestas pueden convertirse en momentos decisivos que influyen en el curso de la historia.
Las protestas árabes de 2018 a 2024, conocidas como la Primavera Árabe, son otro claro ejemplo de movimientos masivos contra gobiernos represivos en varios países árabes como Túnez, Jordania, Sudán, Argelia y Egipto, que resultaron en varios derrocamientos de líderes autocráticos y una llamada a la democracia.
El análisis de los diferentes tipos de protestas a lo largo de la historia se presenta en el libro “La Manifestación: Cuando la Acción Colectiva Toma las Calles”, de Olivier Fillieule y Danielle Tartakowsky, que estudia cómo han cambiado las formas de protesta y la incidencia de estas acciones en la sociedad.
Vivimos tiempos de creciente indignación y descontento global. En México, el ascenso político de López Obrador en 2006 generó una serie de manifestaciones y bloqueos que agitaron la capital, reflejando un descontento profundo entre la ciudadanía. Estos movimientos han demostrado que la protesta puede ser un mecanismo de cambio social y político significativo en el país.