Tras semanas de incertidumbre y anuncios, finalmente las tensiones comerciales han llegado a Vigo con la llegada de los primeros aranceles.
El presidente de Estados Unidos lleva más de dos meses utilizando la amenaza de aranceles como parte de su estrategia de negociación. Hasta ahora, sólo ha aplicado tarifas a productos de China, que oscilan entre el 10% y el 20% desde la semana pasada, junto con algunos impuestos a las importaciones de México y Canadá del 25%, pero solo para ciertos productos que no están incluidos en el tratado de libre comercio USMCA.
Los aranceles que pretende imponer como castigo aún están en suspenso. Lo mismo sucede con los establecidos para productos lácteos, automóviles y madera canadiense, con la intención de persuadir a los países vecinos de que resulta más beneficioso producir localmente.
El presidente estadounidense ha mencionado una diversidad de productos que podrían ser gravados, buscando desincentivar a las empresas a importar desde el extranjero. Sin embargo, varios indicadores macroeconómicos sugieren que estas medidas podrían traer incertidumbre, afectando las decisiones de compra de las empresas. Por este motivo, el mercado de valores de EE.UU. sufrió una fuerte caída el lunes, reflejando las preocupaciones de los inversores.
En este momento, la Unión Europea planea gravar productos estadounidenses que, anualmente, suman un valor de 26.000 millones de euros. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, comentó que las contramedidas serán “fuertes pero proporcionadas”. Sin embargo, reconoció que los aranceles serán complicados de implementar en un entorno ya tenso.
Del bourbon a las Harley Davidson o la mantequilla de cacahuete
La Unión Europea contempla imponer aranceles a productos estadounidenses como la carne, textiles, productos agrícolas y electrodomésticos, así como a otros que ya fueron gravados durante el primer mandato de Trump. En el pasado, los aranceles impusieron un golpe significativo al bourbon y whiskey, con pérdidas anuales que alcanzaron los 959 millones de euros, además de afectar a otros sectores como el acero, aluminio y productos cosméticos.
Por el momento, la UE no ha despejado dudas sobre qué compañías se verán afectadas por estas medidas, aunque en ocasiones anteriores se incluyeron a empresas políticamente sensibles como Harley-Davidson y Levi Strauss. Ambas partes llegaron a un acuerdo cuando Joe Biden asumió la presidencia en 2021 y, en respuesta, la Unión Europea suspendió las medidas punitivas que ahora busca recuperar.
“Cuando volvamos a empezar, restableceremos nuestras medidas de respuesta”, afirmó el presidente del comité de comercio del Parlamento Europeo, Bernd Lange. “Motos, vaqueros, mantequilla de cacahuete, bourbon, whiskey y muchos otros productos se verán afectados, lo que sin duda impactará a los exportadores estadounidenses.”
Esta vez, los productos que podrían verse afectados provienen de estados demócratas como Illinois, que es el principal productor de Estados Unidos. Ante esta amenaza, la Cámara de Comercio de la UE ha advertido que los aranceles de ambos lados solo perjudicarán a la prosperidad de ambos continentes. “Ambas partes deben desescalar y encontrar una solución negociada”, dijeron el miércoles los representantes de ambos lados.
Las exportaciones de la UE hacia Estados Unidos alcanzaron los 851.000 millones de euros en 2023, con un superávit de 156.000 millones. El superávit en servicios fue de 688.000 millones, mientras que el déficit ascendería a 104.000 millones.