El conflicto en el Donbás ha vuelto a atraer la atención debido a la reciente retirada de Ucrania de la región fronteriza de Kursk. Esta área, que Kiev consideraba como una posible negociación, ha sido escenario de intensos combates.
“La historia de la cabeza de playa de Kursk ha llegado a su fin. Los soldados ucranianos se están retirando”, comentó Ruslán Levíev, especialista militar del Conflict Intelligence Team, en el canal ruso Dozhd.
De acuerdo con los analistas, Rusia requeriría un esfuerzo prolongado y recursos significativos para consolidar el control total sobre el noroeste de Donetsk, una región de múltiples miles de kilómetros cuadrados.
El avance ruso en 2024 ha logrado ciertas ganancias territoriales, con el objetivo principal de capturar la ciudad de Pokrovsk, que contaba con 60 mil habitantes antes de la guerra.
Además de su importancia estratégica, la toma del Donbás posee un componente económico significativo, dado que en esa región se encuentran grandes reservas de litio, titanio y uranio, así como aproximadamente el 5% de las tierras raras del mundo, según las autoridades de Kiev.
Las tropas rusas han intentado avanzar también desde la región de Járkov hacia Kramatorsk y Sloviansk, que fueron puntos focales de la rebelión de 2014, aunque han encontrado resistencia en la población local.
Recientemente, se ha informado que unidades del grupo Séver han tomado el centro de Sudzha, la base de operaciones ucraniana en Kursk, e incluso han izado la bandera rusa. Esto ocurre en un contexto donde los enfrentamientos han dejado un alto número de bajas y en medio de un cambio importante en el mando militar ucraniano en la región.