El Gobierno de Estados Unidos decidió suspender el arancel del 25% que se aplicaba a todos los productos provenientes de México y Canadá. Esta medida se tomó poco después de que Donald Trump anunciara la suspensión del arancel.
Tras la suspensión, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, afirmó que “prácticamente todo el comercio” que se realiza entre Estados Unidos y México está regulado por el T-MEC y, por lo tanto, es libre de aranceles.
De acuerdo con las estimaciones del secretario de Economía de México, Marcelo Ebrard, entre el 85% y el 90% del comercio entre México y Estados Unidos cumple con el acuerdo.
Sin embargo, entre el 10% y el 12% de los productos que no se alinean con las normas del T-MEC se verían obligados a pagar el arancel del 25%. Esto representaría una preocupación para diversas empresas afectadas.
Para que las exportaciones sean consideradas dentro del marco del T-MEC, deben cumplir con reglas de origen específicas. Esto incluye exigir que ciertos productos, como los automóviles, tengan 75% de contenido nacional para evitar aranceles.
A pesar del sistema de “nación más favorecida”, todos los productos que no cumplan con estas normas de origen se verían fuera del acuerdo comercial y, por lo tanto, estarían sujetos al arancel del 25%.
Ebrard explicó que están programadas reuniones con varias empresas que han expresado su preocupación y se evaluarán medidas a tomar dentro de tres semanas, hasta el 2 de abril, para garantizar que se puedan cumplir las regulaciones requeridas.