El dictador Nicolás Maduro ha expresado sus dudas sobre la repatriación de inmigrantes, así como la reciente decisión de la petrolera Chevron de continuar sus operaciones.
En el contexto del Día Internacional de la Mujer, el exembajador Richard Grenell realizó una visita a Caracas, lo que generó reacciones en el gobierno venezolano.
Maduro comentó sobre la situación comunicativa que se había abierto con algunas gestiones, y mencionó que las acciones tomadas han afectado los procesos que estaban en marcha para facilitar el retorno de los venezolanos.
El presidente también subrayó que estas acciones impactaron los vuelos previamente programados para traer de regreso a venezolanos desde Texas y Honduras.
Como ha hecho en ocasiones anteriores, Maduro criticó a la Casa Blanca por las sanciones impuestas a su gobierno y reiteró su apoyo hacia los migrantes, destacando que ser migrante no es un delito y que es vital cesar la persecución sobre este grupo vulnerable.
El 31 de enero pasado, Richard Grenell llegó a Venezuela en un viaje considerado irregular.

Poco después de esta visita, se transportaron más de 400 personas desde Texas hasta la Base Naval de Guantánamo, en Cuba.
Sin embargo, esta cooperación, que parecía estar en un camino cordial, se vio interrumpida cuando Estados Unidos pidió a Chevron que suspendiera sus operaciones en el país, lo que Maduro calificó como un esfuerzo por mantener el “régimen fraudulento”.
La vicepresidenta del régimen, Delcy Rodríguez, arremetió contra el nuevo gobierno estadounidense, acusándolo de rendirse ante lo que denominó el “lobby del extremismo venezolano”, afirmando que este nuevo gobierno ha recurrido a sanciones contra la empresa Chevron por presiones externas.