Donald Trump, presidente de Estados Unidos, ha utilizado los aranceles como una herramienta en materia de migración y comercio con México, argumentando que el país vecino no está haciendo lo suficiente para detener la llegada de migrantes hacia EE.UU. Desde que asumió el cargo, Trump ha emitido diversas proclamaciones que han modificado su política comercial y migratoria, resaltando declaraciones contundentes.
En su regreso a la Casa Blanca, Trump ha retomado su enfoque en los aranceles, esta vez centrados en la lucha contra el tráfico de fentanilo entre Estados Unidos y sus principales socios comerciales.
El ex presidente enfatiza la necesidad de que los gobiernos involucrados respondan a esta problemática y espera que tomen medidas efectivas.
“Cualquier arancel que impongan otros países, nosotros también se lo imponemos a ellos.”
Trump reafirmó su política arancelaria, asegurando que Estados Unidos responderá con acciones similares a aquellos países que imponen altas tarifas, incluyendo a México, Canadá, China, la Unión Europea y Brasil.
“Los aranceles son simples, rápidos, eficientes y traen justicia.”
El exmandatario defendió esta política como una herramienta eficaz para proteger la economía estadounidense, sugiriendo que la situación actual es favorable para implementar estas medidas.
“Estamos librando una guerra en Estados Unidos, y es hora de que el país se imponga, lo cual estamos haciendo.”
En su mensaje, Trump afirmó que su gobierno está tomando medidas enérgicas contra los cárteles del narcotráfico. Destacó la imposición de un 25% y un 20% de aranceles, a la vez que resaltó que México ha extraditado a 29 líderes de narcotráfico en respuesta a sus presiones.
“Por ahora, tenemos algunos aranceles relativamente pequeños, aunque son significativos en relación con México y Canadá.”
Con estas palabras, Trump reconoció que, aunque se ha otorgado una prórroga de un mes, algunos aranceles ya están en vigor. Existen preocupaciones relacionadas con la importancia de esta cuestión para ambos países.

Las medidas propuestas buscan ejercer presión sobre México y Canadá, además de formar parte de su estrategia económica y comercial, aunque se prevé un período de negociación de un mes más.
En el caso de Canadá, se planea modificar los aranceles que afectan la importación de potasa, un fertilizante esencial para los agricultores estadounidenses. Para México, Trump ha argumentado que la imposición de aranceles es una reacción a la crisis del fentanilo, señalando que esta situación ha impactado positivamente e incrementado las muertes relacionadas con el opioide.
“Tomé esta decisión como un gesto de respeto hacia la presidenta Sheinbaum.”
Trump explicó su decisión de aplazar los aranceles hacia México debido a los esfuerzos de la presidenta Claudia Sheinbaum en la lucha contra el narcotráfico. La cooperación entre ambos gobiernos ha sido fundamental, especialmente en el control de la migración y las medidas de seguridad.
“Nuestra relación ha sido muy buena, y estamos trabajando arduamente juntos en la frontera.”
El presidente estadounidense destacó la cooperación con el gobierno de México, enfatizando la importancia de abordar los temas de migración y narcotráfico. A pesar de las tensiones, se valora el trabajo conjunto en la frontera. Trump pidió “paciencia” a los agricultores estadounidenses, quienes han sufrido las consecuencias de las tarifas impuestas. Reconoció que, si bien en su primer mandato ya se habían dado ajustes en el sector agrícola, finalmente trajo beneficios a la economía nacional.

Durante su primer mandato, las herramientas utilizadas para presionar a México fueron más agresivas. En 2018, se impusieron gravámenes del 25% al acero y del 10% al aluminio provenientes de México y Canadá. En 2019, Trump amenazó con aplicar un arancel progresivo a todas las importaciones mexicanas si el gobierno de Andrés Manuel López Obrador no endurecía sus políticas migratorias, lo que llevó a intensas negociaciones.
Trump argumentó que “México no hace nada por nosotros en la frontera”, bajo esta premisa amenazó con imponer sanciones económicas, incluidas tasas arancelarias progresivas a las importaciones mexicanas.

Trump ha reiterado en múltiples ocasiones que México ha colaborado en el control migratorio y ha utilizado esta cooperación como una forma de amenazas hacia el gobierno mexicano si no se toman las medidas adecuadas. El foco de estas afirmaciones radica en la presión generada por el aumento del número de migrantes cruzando la frontera.
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha respondido ante estas presiones. A pesar de estas acciones, Trump continuó su ataque hacia México, vinculando la situación migratoria con la imposición de aranceles.

El 30 de mayo de 2019, Trump anunció la imposición de un arancel del 5% a todas las importaciones provenientes de México, con la posibilidad de aumentarlo hasta el 25% si no se dejaban de lado las políticas migratorias. Esta noticia generó preocupación en los sectores comerciales de ambos países, ya que México es uno de los principales socios comerciales de Estados Unidos.
El gobierno mexicano envió delegados a Washington para negociar con la administración de Trump y evitar la imposición de los aranceles. Tras intensas negociaciones, México se comprometió a reforzar sus controles migratorios.

Además de los temas migratorios, Trump argumentó que México se beneficia considerablemente al comerciar con Estados Unidos. Durante su campaña presidencial y su mandato, criticó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), afirmando que era un acuerdo injusto para los trabajadores estadounidenses.
Por esta razón, se renegoció el tratado y se firmó el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) en 2020, que busca equilibrar los desajustes comerciales que, según Trump, favorecían a México.

Desde su campaña en 2016, Trump ha utilizado la amenaza de los aranceles y otras presiones económicas para forzar acuerdos favorables. A pesar del rechazo del gobierno mexicano, él ha sostenido que presionará si no se logran mejoras en el control migratorio.
Las categorías de comercio, migración y seguridad se entrelazan constantemente en las dinámicas entre Estados Unidos y México, mostrando la complejidad de las relaciones bilaterales.