En México, el mercado de medicamentos genéricos es dominado no por el gobierno ni por grandes farmacéuticas internacionales, sino por farmacias que ofrecen estos productos a precios accesibles. Un claro ejemplo de ello es Farmacias Similares, que representa no solo una cadena de establecimientos, sino una ilustración palpable del fracaso de un sistema de salud pública que ha obligado a millones de mexicanos a buscar soluciones alternativas, como el personaje de un doctor de peluche que anima a los clientes en sus sucursales.
Con alrededor de 9,500 farmacias en todo el país, la red creada por Víctor González se ha consolidado como el proveedor más accesible de medicamentos para los sectores más necesitados. Su promesa consiste en ofrecer genéricos a precios reducidos. Sin embargo, no son los únicos. Otras cadenas como Farmacias del Ahorro, Guadalajara, Benavides y San Pablo también buscan captar mercado, aunque con menos impacto, brindando una amplia gama de medicamentos junto con servicios de consulta, especialmente en comunidades vulnerables. La periodista Nayeli Roldán ha señalado que, durante el gobierno de López Obrador, se registró un número récord de permisos para abrir consultorios privados, permitiendo a los médicos establecerlos en casa, junto a farmacias, en torres médicas y hasta en consultorios dentales.
La situación revela una realidad alarmante: el éxito de estas farmacias es un reflejo directo del fracaso del Estado mexicano en asegurar el derecho a la salud.
Mientras los hospitales y Centros de Salud públicos sufren de desabasto crónico, estas farmacias ofrecen más de mil productos, incluyendo genéricos, suplementos y medicamentos bioequivalentes.
Donde fallan el IMSS, el ISSSTE y los servicios de salud pública en general, aparece un personaje animado que, con receta en mano, se convierte en la única alternativa ante un sistema que ofrece más excusas que soluciones.
Es necesario cuestionar: ¿por qué millones de mexicanos deben desembolsar dinero adicional por un servicio que ya han financiado mediante sus impuestos?
La proliferación de estas farmacias es una prueba contundente de que el sistema público ha delegado, de manera no oficial pero muy efectiva, su responsabilidad a empresas privadas que tienen una fuerte presencia publicitaria y precios competitivos.
En la actualidad, en México, el acceso a la salud no está garantizado por la Constitución, sino por la proximidad a una sucursal de farmacia. Y para colmo, resulta más atractivo si un doctor disfrazado anima la entrada.
¿Cómo han conseguido estas empresas mantener el abasto, la variedad y los precios bajos de los medicamentos? ¡Sencillo! Gracias a las fallas de nuestro sistema de salud.
Mientras el Doctor Simi cubre lo que debería ser una obligación del Estado, también nos recuerda, a través de su baile, lo que hemos perdido: instituciones funcionales, derechos garantizados y un sistema público que no excluya a nadie.
Al mismo tiempo, millones de mexicanos esperan el inicio de la construcción de las Farmacias del Bienestar, una promesa de la presidenta Claudia Sheinbaum para surtir de manera gratuita todas las recetas. Su gobierno planea abrir 15,000 sucursales. Ojalá sea así.
@azucenau