El domingo, Estados Unidos y China retomaron las importantes negociaciones sobre aranceles que han generado incertidumbre en la economía global, aunque parece que las partes tienen diferentes perspectivas sobre la situación actual de las discusiones.
El presidente de EE.UU., Donald Trump, afirmó en redes sociales que se estaban logrando “grandes avances” e incluso sugirió un posible “reinicio total” mientras los participantes ocupaban sus asientos para el segundo y último día planeado de las negociaciones en Ginebra.
Aunque Beijing no ha emitido comentarios directos, su agencia de noticias oficial adoptó una posición firme, afirmando que China “rechazará con firmeza cualquier propuesta que comprometa los principios fundamentales o debilite la equidad global en términos más amplios.”
No obstante, Trump reiteró en sus redes sociales que se estaban logrando “grandes avances”, aunque no proporcionó más detalles y los funcionarios de la Casa Blanca también ofrecieron escasa información durante y después del primer día de las conversaciones.
Fuentes anónimas que hablaron con The Associated Press confirmaron que las negociaciones se reanudaron el domingo por la mañana. Estas discusiones podrían contribuir a estabilizar los mercados globales, que han sido sacudidos por la confrontación entre EE.UU. y China, lo que ha llevado a que los barcos que transportan mercancías chinas duden en desembarcar hasta que se clarifique la cuestión de los aranceles.
Xinhua, en su editorial, mencionó que “las negociaciones no deberían ser una excusa para continuar con la coerción o la extorsión, y China rechaza firmemente cualquier propuesta que comprometa los principios básicos o socave la causa más amplia de la equidad global.” Las delegaciones se retiraron de la villa designada para las conversaciones tras pocas horas para un almuerzo.
El mes pasado, Trump aumentó los aranceles estadounidenses sobre productos chinos a un 145% en total, y China respondió aplicando un gravamen del 125% a las importaciones originarias de EE.UU. Estas altas tarifas equivalen a un boicot mutuo entre ambos países, interrumpiendo un comercio que superó los 660,000 millones de dólares el año anterior. Aun antes de la reanudación de las conversaciones, Trump sugirió que EE.UU. podría contemplar una reducción de tarifas, expresando en Truth Social que “¡un arancel del 80% parece correcto! Hasta Scott!”, refiriéndose al principal negociador y Secretario del Tesoro, Scott Bessent.