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El Papa Francisco, tras ser elegido pontífice en junio de 2013, hizo una afirmación significativa: “No, él no quiere ser papa”. Ese comentario se dio en una audiencia con estudiantes de colegios jesuitas en Roma. Esta clara declaración muestra la autenticidad de su carácter y la intención de no buscar poder, algo que muchos aprecian en su papado.
A lo largo de sus doce años de liderato en la iglesia católica, Francisco ha hecho diversas declaraciones impactantes. Un claro ejemplo de ello es su famosa frase sobre las personas LGBTQ+: “Si una persona es gay y busca al Señor, ¿quién soy yo para juzgarlo?” Esta afirmación, realizada en 2013, resonó ampliamente en los medios y representó un punto de vista inclusivo y compasivo hacia la comunidad.
En 2016, el Papa también comentó sobre la necesidad de la iglesia de pedir perdón a las personas gay por los daños que ha causado al marginarlas, demostrando una apertura inesperada por parte del liderazgo católico. Estas ideas contribuyen a un cambio de percepción dentro de la fe católica, reflejando una iglesia más inclusiva.
Francisco también expresó su deseo de que la iglesia sea “pobre y para los pobres”. En su discurso en el Vaticano, manifestó su anhelo de ver una iglesia que se alinee más con las necesidades y sufrimientos de aquellos menos afortunados, lo que subraya su enfoque en la justicia social y la equidad.
En sus discursos, Francisco aborda con firmeza cuestiones sobre la familia y la responsabilidad. En 2015, comentó sobre la idea errónea de que los buenos católicos deben multiplicarse sin considerar su situación. La iglesia, según él, debe tener en cuenta los recursos y las realidades de las familias para promover un crecimiento responsable.
El Papa también ha sido claro sobre el abuso infantil dentro de la iglesia, afirmando que “el abuso de niños es una enfermedad”. Este comentario resalta su enfoque en la necesidad de reformar y reconocer los problemas profundos que enfrenta la iglesia, así como en abordar el sufrimiento de las víctimas.
Por último, sobre temas geopolíticos, ha condenado las políticas que crean muros en lugar de puentes, enfatizando la importancia de la humanidad y la conexión entre las personas. Su compromiso con la paz y la resolución pacífica de conflictos es una característica distintiva de su papado, abogando por una mejor comprensión y compasión en el mundo.