A pesar de las medidas reactivas implementadas por los gobiernos de México y Canadá para frenar las amenazas comerciales planteadas por Trump, la realidad indica que estas no fueron suficientes para satisfacer las demandas de Estados Unidos. Las importaciones de México y Canadá hacia su vecino del norte siguen siendo una preocupación, según reportes del 4 de marzo.
Trump y el Secretario de Comercio, Ross, están organizando un evento para incentivar a más fabricantes a trasladar sus operaciones a Estados Unidos. Este evento cuenta con la participación de instituciones que promueven prácticas sostenibles en la manufactura, lo que sugiere un interés por mejorar la competitividad de la industria estadounidense.
En el contexto del T-MEC, Trudeau está respondiendo a las medidas arancelarias de Estados Unidos, las cuales afectan productos por un valor de 155,000 millones de dólares. Estos aranceles, que incluyen impuestos del 25% sobre 30,000 millones en bienes, comenzarán a aplicarse en un plazo de días, lo que ha generado un fuerte rechazo en Canadá.
Trudeau ha manifestado su intención de llevar el conflicto a una resolución de disputas a través de organismos comerciales internacionales, mientras que el Primer Ministro de Ontario, Doug Ford, ha amenazado con restringir el suministro de electricidad a ciertos estados de EE. UU. si se imponen tarifas sobre productos canadienses. Esto refleja la tensión entre ambos países y la necesidad de mantener relaciones comerciales estables.
Por su parte, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, anticipó que anunciará medidas que tomará su administración como respuesta a estas tensiones, incluyendo una manifestación en el Zócalo de la ciudad para mostrar el rechazo a las acciones de EE. UU. y expresar la solidaridad con el pueblo mexicano.
Sheinbaum subrayó que todos los involucrados deberían considerar que, con o sin Trump, es fundamental mantener la unidad en torno a la defensa de los intereses de México. Esto es vital para fortalecer el posicionamiento del país tanto a nivel interno como externo, dejando claro que la comunidad internacional está pendiente de las decisiones unilaterales que pueda tomar Estados Unidos.
La situación actual refleja un mundo interconectado donde las decisiones de un país pueden tener repercusiones globales. Esta dinámica resalta la importancia de mantener un diálogo abierto y constructivo entre las naciones para evitar la escalada de tensiones que afecten a la economía y las relaciones comerciales bilaterales.