El Servicio Sismológico Nacional (SSN) ha reportado un sismo de 4.1 de magnitud en el municipio de San Felipe, Baja California.
Según la información preliminar oficial, el sismo se registró a la 1:54 del 26 de octubre, a 53 km al noroeste de la ciudad, y tuvo una profundidad de 6.2 km.
El sismo ocurrió en las coordenadas 31.331 grados de latitud y -115.26 grados de longitud.
Hasta el momento, las autoridades no han reportado daños derivados del sismo. Es fundamental estar informado a través de fuentes oficiales ante cualquier actualización o medida pertinente.
Es necesario destacar que la información proporcionada por el SSN es preliminar y puede ser actualizada por las autoridades más adelante.
Además, el SSN subraya que los sismos no se pueden predecir; no hay tecnología actual que pueda determinar cuándo ocurrirá un movimiento telúrico.
México, en un contexto tectónico donde ocurren decenas de sismos diariamente, experimenta la mayoría de ellos de baja magnitud, por lo que son imperceptibles.

La intensidad de los sismos varía según factores como el tipo de suelo y la distancia al epicentro, lo que significa que no todos los temblores causan el mismo tipo de sacudida.
México cuenta con dos sistemas importantes para el estudio de los sismos: el Servicio Sismológico Nacional (SSN), que mide la magnitud y localiza los epicentros, y la Red Acelerográfica Nacional del Instituto de Ingeniería, que registra cómo se comporta el suelo durante movimientos de gran magnitud.
El doctor Jorge Aguirre González, coordinador de Ingeniería Sismológica del Instituto de Ingeniería de la UNAM, indica que es crucial caracterizar el efecto de sitio, ya que no todos los suelos responden de la misma manera a un sismo. Según datos de la universidad, existen alrededor de 20 métodos para calcular la magnitud de un sismo, lo que permite obtener mediciones más precisas y valiosas para la ingeniería.
México está siempre expuesto ante la posibilidad de sismos de gran magnitud, como los ocurridos en 1985 y 2017, que causaron grandes desgracias. Sin embargo, no han sido los más fuertes registrados en el país.
El temblor más potente en la historia de México se produjo el 28 de marzo de 1787 en Oaxaca, con una magnitud de 8.6, generando un tsunami que penetró 6 kilómetros tierra adentro.
Un estudio del Centro de Instrumentación y Registro Sísmico (Cires) de 2009 indica que podrían ocurrir grandes terremotos de magnitudes similares en el futuro, dados los acumulamientos de energía en la Brecha de Guerrero.
Los temblores evocan recuerdos de los devastadores terremotos de 1985 y 2017, que paralizaron a la Ciudad de México. El terremoto del 19 de septiembre de 1985, a las 7:19 horas, tuvo una magnitud de 8.2, mientras que el de 2017 ocurrió a las 13:14 horas con epicentro entre Puebla y Morelos, dejando 369 fallecidos en el centro del país.