LA MESILLA, Guatemala — La vida en La Mesilla, un pueblo situado en la frontera entre Guatemala y México, sigue marcada por el tiroteo ocurrido hace casi dos meses, donde un grupo de supuestos narcotraficantes se enfrentó a la policía mexicana, que los persiguió hasta territorio guatemalteco.
A pesar de que la rutina diaria de la comunidad, que depende mayoritariamente del comercio menor a lo largo de la línea divisoria, intenta retomar la normalidad con una mayor presencia policial, persiste un temor por la violencia del 8 de junio. Según las autoridades, esta área es controlada por una organización criminal relacionada con el Cártel Jalisco Nueva Generación.
El miércoles, más de 600 policías y militares fueron desplegados en dos comunidades cercanas como parte de un operativo destinado a desmantelar el grupo de narcotraficantes, el cual ya había perdido a su líder tras el enfrentamiento con la policía mexicana. Este operativo resultó en 21 allanamientos y la incautación de dos armas y municiones, aunque no se registraron detenciones, según el Ministerio de Gobernación.
“La gente quiere dejar atrás lo sucedido, pero el miedo persiste”, comentó un vendedor de ropa que presenció el tiroteo hace casi dos meses.
La población de La Mesilla se muestra cautelosa ante quienes preguntan sobre el incidente; aquellos que deciden hablar lo hacen bajo la promesa de permanecer en el anonimato. “Corrí, dejé todo; no me importó. Fui hacia México por temor. Después de que todo se calmó, regresamos y recogimos lo que pudimos”, relata un joven todavía dedicado a la venta en el lugar.
Su relato evoca la experiencia de cientos de mexicanos que, hace un año, huyeron hacia Cuilco en busca de refugio por la violencia y amenazas de grupos criminales en Chiapas. Muchos de ellos permanecieron en Guatemala durante varios meses, bajo condición de refugiados.
Los Cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, involucrados en un violento conflicto en diversas regiones de México, han estado luchando durante más de un año en la zona fronteriza con Guatemala, intentando controlar las rutas de tráfico de migrantes, drogas y armas.
En La Mesilla, el tráfico de migrantes muestra un aparente flujo normal, y aunque el comercio busca reponerse, “las ventas siguen siendo muy bajas”, lamenta otro vendedor que opta por no ser identificado por temor. “Ese domingo, el mercado estaba lleno; hoy, aunque nos sentimos más seguros con el aumento policial, las ventas no se han recuperado”.
Los más de 650 elementos de la fuerza pública guatemalteca que se desplegaron el miércoles fueron observados con escepticismo por muchos de los habitantes.
Las autoridades realizaron 21 allanamientos en las aldeas Vueltamina, en el municipio de La Mesilla, y Agua Zarca, en Santa Ana Huista, ambas en el departamento de Huehuetenango. El grupo delictivo en la región quedó debilitado tras la muerte de su líder, Baldemar Calderón Carrillo, alias “Tío Balde”, y su hijo Walfre Donaldo Calderón, durante el enfrentamiento con la policía mexicana.
Vueltamina es una pequeña aldea rodeada de montañas verdes, con un desarrollo económico reciente y casas en construcción que contrastan con su simplicidad. Allí vivía Calderón Carrillo, y es donde también fue enterrado.
El criminal buscado por las autoridades estadounidenses, aunque no por la fiscalía guatemalteca, tenía vínculos desde mayo de 2019 con una organización de tráfico de cocaína que opera desde La Mesilla. Esta operación contó con el apoyo de autoridades mexicanas y colaboración de agencias estadounidenses, según el Ministerio de Gobernación.
Lusvin López, jefe de la División Antidrogas de la Policía Nacional Civil, informó a The Associated Press que estas acciones se llevan a cabo en respuesta a los incidentes de narcotráfico en la frontera.
Cómo escaló la situación en la frontera
El 8 de junio, un grupo armado cruzó de México a Guatemala hacia La Mesilla, siendo perseguidos por la policía mexicana. Ambas partes entraron en territorio guatemalteco, sin autorización, y se enfrentaron a disparos.
Esta persecución fue una respuesta a un ataque anterior de los narcotraficantes que resultó en la muerte de cinco policías mexicanos. Este incidente llevó a México a disculparse con Guatemala y a relevar a varios agentes involucrados.
Al ingresar a Guatemala, al menos tres vehículos blindados de la policía mexicana se encontraron con hombres armados que se refugiaron detrás de vehículos y de un jeep militar, donde un soldado guatemalteco, sin reacción, estaba a cargo de una ametralladora. El episodio concluyó en un tiroteo, y se ha abierto una investigación contra las autoridades guatemaltecas por no reaccionar ante los narcotraficantes.