La gobernadora de la Reserva Federal, Michelle Bowman, declaró el lunes que el banco central de Estados Unidos debería ponderar una reducción en su tasa de interés principal durante la reunión programada para julio, reflejando las marcadas divisiones entre los funcionarios de la Fed en medio de críticas provenientes de la Casa Blanca.
Bowman indicó que los aranceles que el presidente Donald Trump ha implementado hasta ahora no han provocado el incremento inflacionario que muchos economistas habían previsto, sugiriendo que cualquier aumento futuro en los precios probablemente será solo temporal.
“Es probable que el efecto de los aranceles en la inflación se sienta con más retraso y sea menos significativo de lo que inicialmente se anticipaba”, comentó Bowman durante un discurso en Praga. “Si las presiones inflacionarias se mantienen estables, apoyaría la reducción de la tasa de política tan pronto como en nuestra próxima reunión”, programada para los días 29 y 30 de julio.
Bowman, quien fue designada a la junta de gobernadores de la Fed por Donald Trump en 2018, es la segunda figura destacada en manifestar su apoyo a un posible recorte en la reunión de julio. El viernes anterior, Christopher Waller, también nombrado por Trump, mencionó en una entrevista televisiva que la Fed debería considerar disminuir los costos de endeudamiento el próximo mes.
Las firmes recomendaciones de Waller y Bowman contrastan con lo expresado por el presidente de la Fed, Jerome Powell, quien en una conferencia de prensa reciente sugirió que el banco central debería observar la economía durante el verano para evaluar cómo afectarán los aranceles a la inflación antes de decidir si reducir la tasa de interés.
Estos comentarios coinciden con las críticas recurrentes de Trump hacia Powell por no reducir las tasas, a quien se refirió como “tonto” y “necio”, levantando inquietudes sobre la independencia de la Fed frente a la política. El presidente sostiene que los recortes en la Fed disminuirían los costos de endeudamiento del gobierno, aunque las tasas que paga el gobierno están mayormente determinadas por fuerzas del mercado, no por la Fed.
Bowman pareció desestimar la amenaza de los aranceles, que muchos economistas argumentan podrían ralentizar el crecimiento, particularmente si las empresas asumen el costo de estos impuestos en lugar de trasladarlos a los consumidores. Esto podría reducir sus márgenes de ganancia, limitando así su capacidad para contratar y realizar nuevas inversiones.