El estrecho de Ormuz es uno de los canales marítimos más relevantes y estratégicos a nivel global.
Aproximadamente el 20% del consumo mundial de petróleo transita por esta ruta crucial, que enlaza a los productores de crudo del Medio Oriente con mercados esenciales en Asia Pacífico, Europa y América del Norte.
Este angosto canal, en su parte más estrecha, distancia a Omán de Irán por apenas 33 kilómetros.
La importancia de este paso marítimo vital está cobrando relevancia tras recientes ataques de Estados Unidos a instalaciones nucleares en Irán, sucedidos un sábado, y en un contexto de intensa actividad militar por parte de Israel hacia la República Islámica.
El parlamento iraní ha aprobado una normativa que facultaría a Irán para cerrar el acceso al estrecho, aunque la decisión final competirá al Consejo Supremo de Seguridad Nacional.
Actualmente, Estados Unidos solicita a China que actúe para prevenir que Irán lleve a cabo esta amenaza. Pero, ¿qué hace que el estrecho de Ormuz sea tan vital y qué consecuencias podría acarrear un posible cierre?
Limitado al norte por Irán y al sur por Omán y los Emiratos Árabes Unidos (EAU), este pasaje, que posee un ancho de solo 50 km en sus entradas y salidas, conecta el Golfo con el mar Arábigo. El estrecho permite el tránsito de buques petroleros de gran tamaño, y en la primera mitad de 2023, se estimó que cerca de 20 millones de barriles de petróleo atravesaban diariamente esta vía, representando un comercio energético anual de cerca de 600 mil millones de dólares.
Cualquier interrupción en el estrecho impactaría el comercio global y podría generar un aumento en los precios del petróleo. Tal eventualidad afectaría en particular a China, el mayor importador mundial de petróleo iraní, que mantiene lazos estrechos con Teherán.
La importancia estratégica del estrecho de Ormuz no puede subestimarse; su cierre generaría un efecto dominó en los mercados internacionales y desencadenaría reacciones nerviosas en las bolsas de valores a nivel mundial.
Irán tiene diversas opciones para intentar cerrar el estrecho, aprovechando su control soberano según las normativas de la ONU. Podría implementar tácticas como la colocación de minas por medio de embarcaciones rápidas o submarinos.
A pesar de que el país ha amenazado anteriormente con cerrar el paso, no ha ejecutado dicha acción. La respuesta de otras potencias, como Estados Unidos, podría restablecer rápidamente el tráfico marítimo si se produjera un bloqueo.
Aunque China aún no ha reaccionado a las peticiones de Estados Unidos, es poco probable que vean con buenos ojos un aumento en los precios del petróleo. La interdependencia económica entre Irán y sus vecinos productores de petróleo es un factor que podría disuadir acciones que lleven al cierre del estrecho.