La Ciudad de México se hunde anualmente hasta 50 cm, lo que agrava las inundaciones. Dean Chahim, especialista en gestión del agua, explica cómo la falta de políticas efectivas y la desigualdad urbana intensifican la crisis. Las soluciones actuales, como la instalación de más tuberías, resultan insuficientes. La interrogante es si hay esperanza ante un colapso inminente.

Texto: Laura Buconi

Foto: Cuartoscuro

CIUDAD DE MÉXICO. – La capital mexicana enfrenta cada año inundaciones frecuentes que interrumpen la vida en colonias, ocasionan daños a viviendas y ponen en riesgo la salud de miles de habitantes.

Aunque las autoridades suelen culpar al cambio climático, el ingeniero y antropólogo Dean Chahim, experto en gestión del agua, destaca que la raíz del problema es diferente: el hundimiento acelerado del suelo y la falta de planificación urbana. En una entrevista, el investigador de la Universidad de Stanford desmonta los mitos sobre las causas de las inundaciones y señala las políticas fallidas que agravan la situación.

Chahim, autor del estudio Gobernar más allá de la capacidad, explica cómo el sistema de drenaje de la ciudad prioriza proteger el centro a expensas de inundar la periferia empobrecida, donde el anegamiento se ha convertido en un “sufrimiento perpetuo”. Critica que las soluciones gubernamentales, como la construcción de más tuberías, son insostenibles ante un hundimiento que podría alcanzar los 20 metros en 150 años en algunas áreas.

¿Cambio climático o responsabilidad gubernamental?

–¿Las lluvias irregulares de esta temporada son causadas por el cambio climático?

–Es sencillo para un gobierno local atribuir la culpa a un problema global como el cambio climático. Esto descarta que la mayor parte del problema se debe a políticas, infraestructuras y decisiones de urbanismo que están dentro de su control.

“No digo que el cambio climático no importe; sin duda, intensifica las lluvias y las hace un poco más impredecibles, pero no es el factor principal. Recordemos que en 1951, por ejemplo, Ciudad de México se inundó y gran parte del centro estuvo bajo el agua durante semanas”.

Las lluvias en una ciudad que se hunde

En su estudio Gobernar más allá de la capacidad, Dean Chahim indica:

“Las inundaciones de 1951 causaron una importante crisis política en la ciudad para el partido gobernante, cada vez más impopular entre las clases medias y las élites urbanas. Hoy, esas inundaciones en el centro son inimaginables.”

“Por el contrario, se extienden desproporcionadamente por las áreas más pobres de la periferia urbana, rara vez simultáneamente. Ahora, las inundaciones han llegado a ser tan rutinarias que las protestas son escasas, a pesar de que obligan a los residentes de la periferia a pasar horas en tráfico detenido, los exponen al riesgo de infección al cruzar aguas contaminadas y hacen necesario eliminar el inconfundible olor a aguas residuales de sus ropas y calles.”

“Para muchos, las inundaciones individuales se han convertido en ‘cuasieventos’ indistintos o ‘episodios’ banales de la vida diaria. Son solo otra forma de sufrimiento perpetuo en una ciudad en la que los habitantes ya enfrentan la pobreza generalizada y la inseguridad.”

Las alternativas

–¿Qué se puede hacer para mitigar las inundaciones y otros efectos del hundimiento?

–No existe una acción local que pueda detener el hundimiento, pero sí se pueden implementar medidas para mitigar sus efectos en la población. Por ejemplo, podríamos destinar más espacio para el agua, evitando así que los drenajes se saturen. La solución gubernamental siempre es aumentar el número de tubos para drenaje, pero si estos no funcionan debido al hundimiento, es mejor tener más espacio para la acumulación. Nunca habrá suficientes tubos para lluvias intensas como las que se presentaron hace dos semanas en México.

“Debemos reconocerlo: nuestro sistema siempre será inadecuado. Hasta ahora, inundamos varias colonias cuando lo que necesitamos es más espacio. Podemos convertir colonias marginadas en áreas de regulación temporal. Otra opción es construir nuevos espacios reguladores y considerar la reubicación voluntaria de personas de las colonias más afectadas.”

“La tercera opción es redistribuir el agua de manera más equitativa, inundando ligeramente todas las alcaldías. Se trataría de un máximo de 10 cm, lo que no afectaría a nadie, aunque sí mojaremos los pies. Esto podría hacerse como un sacrificio colectivo; todos somos mexicanos y vivimos aquí, así que todos debemos contribuir un poco, porque es nuestra ciudad.”

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