Este miércoles, la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos ha optado por mantener los tipos de interés en el rango del 4,25% al 4,5%, todo ello en un contexto de notable injerencia del presidente Donald Trump en la política monetaria, que debería basarse en la independencia de las distintas instituciones.
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Horas antes del anuncio del banco central, Donald Trump afirmó: “¿Puedo designarme a mí mismo al frente de la Reserva Federal? Podría hacerlo mucho mejor que esta gente”. Según su perspectiva, el ‘precio’ del dinero en EE. UU. debería ser “dos puntos más bajo”.
Esta no es la primera vez que el presidente republicano se inmiscuye públicamente en la política monetaria que es competencia exclusiva de la Fed, que argumenta que los recortes deben esperar debido al riesgo de un incremento de la inflación, en parte derivado de la guerra comercial impulsada por su propia administración. En su planificación, el banco central solo prevé dos recortes en 2025.
En EE. UU., los aumentos en los precios se mantienen por encima del 2% anual —según el indicador que observa la Fed—, superando el objetivo teórico de la política monetaria. La tasa de desempleo se encuentra cerca del 4%, con niveles históricamente bajos, a pesar de la desaceleración económica provocada principalmente por los aranceles aplicados al sector exterior y la incertidumbre generada por las decisiones cambiantes de Donald Trump en las negociaciones con otras naciones.
“A pesar de que las variaciones en las exportaciones netas han afectado los datos, los indicadores recientes sugieren que la actividad económica sigue expandiéndose a un ritmo sólido. La tasa de desempleo permanece baja y la inflación sigue elevada”, señala el comunicado de la Reserva Federal de este jueves.
Considerando el doble mandato del banco central de mantener la estabilidad de precios y minimizar el desempleo, la decisión de la Fed era previsible, a pesar de las críticas abiertas de Donald Trump hacia su presidente, Jerome Powell. En su comunicado, la Fed indica que está “atenta a los riesgos para ambos aspectos de su doble mandato”.
Las críticas del presidente de EE. UU. a su banco central, así como sus órdenes directas para favorecer su política comercial de aranceles y guerra global, han impactado negativamente el dólar y la deuda del país en las últimas semanas, lo que ha aumentado la volatilidad en las bolsas y en la economía en general.
La debilidad del dólar agrava el impacto de los aranceles, encareciendo aún más las importaciones y, en consecuencia, los precios al consumo, lo cual afecta a la inflación que enfrentan las familias en la mayor potencia económica del mundo.
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Donald Trump busca que la política monetaria mitigue las repercusiones de sus agresivas políticas comerciales, abaratando hipotecas y préstamos en general, para estimular la actividad mediante costes de financiación más bajos. No obstante, la Reserva Federal y su presidente permanecen a la espera de analizar las decisiones sobre aranceles y sus efectos, especialmente sobre la inflación.