La escala sismológica de Richter, conocida también como escala de magnitud local, fue utilizada durante mucho tiempo para evaluar la magnitud de un seísmo. Establecida en 1935 por el sismólogo Charles Francis Richter junto a su colaborador Beno Gutenberg, esta escala fue diseñada originalmente para medir temblores de baja intensidad. En el siglo XXI, fue reemplazada, ya que no logra diferenciar adecuadamente entre los terremotos de mayor magnitud y tiende a clasificarlos como similares.
En la actualidad, la escala que ha tomado su lugar es la escala sismológica de magnitud de momento, introducida en 1979 por Thomas C. Hanks y Hiroo Kanamori. Esta nueva escala mantiene algunos parámetros de la escala de Richter, pero es más efectiva para medir la energía liberada en terremotos con magnitudes superiores a 6,9, donde la anterior muestra limitaciones.
Otra manera de medir los sismos es mediante la escala Mercalli Modificada (MM), que utiliza doce grados expresados en números romanos (I a XII). Esta escala evalúa la intensidad (no la magnitud) y los efectos de un terremoto, que dependen de diversos factores como el tipo de terreno, la vulnerabilidad de las estructuras y la distancia desde el epicentro. El Instituto Nacional de Prevención Sísmica de Argentina emplea esta escala para describir cómo el sismo impactó en las edificaciones y en las personas presentes en el área afectada.
Un sismo o terremoto es un movimiento brusco de la tierra provocado por la liberación instantánea de energía en su interior. Por lo general, el movimiento de las placas tectónicas es la causa principal de este fenómeno, siendo más frecuentes en zonas de falla, donde estas placas chocan o se deslizan entre sí. Esta fricción genera una gran tensión, que al liberarse produce vibraciones masivas conocidas como ondas sísmicas, las cuales se propagan a través de la roca hasta la superficie.
Estados Unidos se encuentra entre los países con mayor riesgo sísmico, especialmente la costa oeste, que es vulnerable debido a su proximidad al “cinturón de fuego” del Pacífico, una de las regiones más activas sísmicamente del mundo. No obstante, algunos estados centrales también pueden ser afectados por este fenómeno natural debido a sus áreas montañosas.
Un estudio reciente del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) indica que casi el 75% del territorio estadounidense puede experimentar terremotos dañinos en el futuro. Algunas de las ciudades en riesgo incluyen Washington DC, Filadelfia, Nueva York y Boston, siendo California, Alaska y Hawái las que poseen el mayor potencial de sufrir eventos sísmicos significativos.
En términos coloquiales, la palabra “sismo” se utiliza para referirse a cualquier movimiento en la corteza terrestre, ya sea leve o intenso. Por otro lado, el término “terremoto” se usa para describir un evento cuya intensidad de ondas sísmicas ha causado daños y víctimas.