La energía nuclear representa una fuente de energía que funciona de manera limpia, sin emitir gases de efecto invernadero, y tiene la capacidad de producir una gran cantidad de electricidad. Sin embargo, su uso conlleva serios peligros debido a sus características inherentes. Un ejemplo de esto es la situación actual de la planta nuclear más grande de Europa, que se encuentra en un estado preocupante. A continuación, analizamos esta situación.
La energía nuclear: La fuente más poderosa a nivel global
Esta forma de generación eléctrica es una de las más fiables del mundo, ya que puede obtener grandes cantidades de energía empleando muy poco combustible, debido a que este tiene una alta densidad energética. Por ejemplo, solo un gramo de uranio, el principal combustible nuclear, es equivalente a una tonelada de carbón, y sin producir los desechos nocivos que este último genera.
Su funcionamiento se basa en el proceso de fisión, que implica la división de átomos de elementos como el uranio, generando una gran cantidad de energía en forma de calor. Esta energía se utiliza para hacer girar turbinas en generadores masivos, capaces de producir suficiente electricidad para abastecer a ciudades enteras. Sin embargo, su operación debe manejarse con extrema precaución y no debe llevarse a cabo en condiciones de riesgo.
La reactivación de la principal planta atómica de Europa: un riesgo inminente
Desde hace más de tres años, la planta nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa, se encuentra en manos rusas y permanece cerrada debido a que el área ha sido escenario de constantes combates. Sin embargo, se ha informado que Rusia planea reactivarla, ignorando los peligros que esta decisión implica, lo que resalta por qué el mundo debería ser cauteloso respecto a la energía nuclear.
Reabrir esta planta es extremadamente riesgoso, según la opinión de múltiples expertos internacionales. Cuando fue tomada, el personal operativo tuvo que evacuar, lo que llevó al apagado gradual de sus seis reactores por razones de seguridad, aunque Ucrania ha advertido constantemente sobre la posibilidad de un desastre nuclear. Recientemente, imágenes satelitales han indicado que Moscú está trabajando para integrarla nuevamente a su red eléctrica.
Dichas imágenes muestran que se está construyendo una infraestructura eléctrica de transmisión de aproximadamente 80 kilómetros. Lo más alarmante es que este intento de reactivación no está exento de peligros, uno de ellos es la falta de personal calificado, ya que aquellos que operaban en la planta huyeron hacia territorios controlados por Ucrania, dejando en duda su estado operativo o si ha sido saboteada.
Un riesgo que trasciende la región
Si se produjera un accidente nuclear, ya sea por el conflicto armado o por el estado actual de la planta, tendría consecuencias devastadoras no solo para la región, sino para todo el continente europeo e incluso a nivel global. Se generarían graves problemas de salud tanto a corto como a largo plazo, se crearían zonas inhabitables por años, tal y como sucedió en Fukushima y Chernobyl, y se ocasionaría una gran inestabilidad en el suministro energético.
En resumen, el deseo de Rusia de reactivar la planta nuclear más importante de Europa, que tomaron por la fuerza en Ucrania, es otra de las razones por las que el mundo debe tener precaución con la energía nuclear. Su reactivación implica numerosos riesgos, especialmente en medio de intensos combates.