María Corina Machado
El 25 de mayo, el régimen de Maduro sufrió una nueva derrota contundente. Para intentar ocultar la humillación provocada por su fracaso en las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024, convocaron anticipadamente unas “elecciones” para parlamentarios y gobernadores, totalmente manipuladas y en violación de las leyes electorales de Venezuela. Su creencia de que esto ayudaría a crear una imagen de “normalidad” resultó completamente errónea.
El evento del 25 de mayo fue un masivo acto de desobediencia, valiente y consciente, uno de los más significativos de nuestra historia. Pese a las amenazas del régimen sobre la privación de alimentos y beneficios a quienes no “votaran”, más del 85% de los venezolanos, la cifra más alta en cualquier elección en la historia del país, decidió no participar.
Es fundamental entender las profundas implicaciones de este acontecimiento. Imaginemos un país en el que el gobierno decide qué partidos pueden postular candidatos, determina quién está habilitado para participar, impide la auditoría del registro de votantes, crea circunscripciones inconstitucionales y persigue a los líderes críticos. En un contexto así, ningún opositor real apoyaría tal farsa. Sin embargo, eso es precisamente lo que ocurrió en Venezuela, donde la gente, a pesar de los riesgos, se negó a validar esta trampa.
Este rechazo a la burda maniobra del chavismo también debe considerarse como una defensa del voto como expresión de la Soberanía Popular. Hace apenas 10 meses, en las elecciones presidenciales, logramos derrotar a Maduro 70-30 y estamos decididos a hacer cumplir este mandato, enfrentando reglas electorales inconstitucionales diseñadas para hacer imposible su derrota.
Desafiamos esas normas, organizándonos y superando obstáculos, logrando demostrar nuestra victoria con actas originales en menos de 24 horas. Sin embargo, el Consejo Nacional Electoral controlado por Maduro aún no ha publicado resultados, ni siquiera ha reportado una sola acta, a pesar de haber diseñado la farsa del 25 de mayo.
Las “elecciones” fueron acompañadas de una brutal represión, con más de 2000 desapariciones forzadas y torturas desde el 28 de julio. Nuevamente, los resultados anunciados por el CNE no reflejan la voluntad popular, ya que no son los votos los que eligen, sino el dedo de Maduro quien asigna y retira cargos a placer.
El 25 de mayo manifestamos que el régimen ha perdido el poder. No hay poder sin el pueblo; y a pesar del terror, la gente no ha cedido. Esta desobediencia es una clara muestra del coraje y la inteligencia del pueblo venezolano. Este día se recordará como una nueva derrota para la tiranía, así como las victorias previas que han llevado a Maduro a su mayor vulnerabilidad, gracias también al firme apoyo internacional que busca la transición democrática en Venezuela. Es hora de avanzar, estamos 4 a 0, ¡y esto va hasta el final!