La imponente escultura titulada ‘El Titanic’ se hundió en Rosarito, parece emerger de las aguas de forma mágica y ha encontrado su lugar en el muelle del centenario Hotel Rosarito.
Esta obra, realizada en hierro por la artista Rocío Hoffmann, crea la ilusión de que el famoso transatlántico está resurgiendo del mar.
La pieza se inspira en una de las películas más icónicas y exitosas, dirigida por James Cameron y protagonizada por Leonardo DiCaprio y Kate Winslet, que se filmó precisamente en estas playas.
Rocío Hoffmann es una artista polifacética, promotora cultural y educadora ambiental, cuyo ímpetu y dedicación la han establecido como un referente en el arte contemporáneo, no solo en la región de Rosarito, sino más allá de sus fronteras.
En una conversación con MILENIO, Hoffmann compartió que inicialmente pensó en crear una obra inspirada en el film de Cameron; al presentarlo a varios empresarios, muchos consideraron su idea como un capricho.
Con la realización del Tianguis Turístico en Baja California, del 28 de abril al 1 de mayo, y el Hotel Rosarito como punto de encuentro, su idea resurgió, aunque al buscar apoyo en la federación no obtuvo resultados positivos.
A medida que se acercaba la fecha del evento, y con el mundo entero concentrado en Rosarito, Hoffmann, que ha mostrado una increíble capacidad para experimentar con diversas disciplinas y medios, decidió plasmar en una escultura sus bocetos del barco hundido, construido en los estudios Baja, del cine de Hollywood.
“Llegué con solo 300 dólares, que tenía ahorrados, al herrero Víctor Chávez, quien, como un verdadero artista, hizo de la idea original una escultura tridimensional, más atractiva y durable que la propuesta inicial en madera —comenta la artista—. La obra, inspirada en la emblemática imagen del Titanic, busca reflejar no solo un momento histórico, sino también la conexión profunda de Rosarito con la película, que se filmó en gran parte en esta región y con la participación de muchos de sus habitantes”.
A pesar de que Víctor Chávez inicialmente expresó que el presupuesto no alcanzaba ni para el material, confiaron en la palabra de Hoffmann, quien prometió irle pagando semanalmente.
Para financiar su obra, Hoffmann vendió sus cuadros a precios reducidos, compensando el costo de la pieza monumental que supera los cinco metros de altura. Aún no ha terminado de saldar su deuda.
Mujer de empeño
Lo que realmente destaca en Rocío Hoffmann es su tenaz determinación. Ante obstáculos que habrían desanimado a muchos, ella encuentra soluciones creativas y mantiene viva la chispa de sus proyectos.
Desarrolló una serie de pinturas en pequeño formato inspiradas en el ‘Titanic’ para cubrir los gastos de la monumental obra del transatlántico.
Es una artista tenaz que convierte cada reto en una oportunidad. Hoffmann ha logrado interpretar la historia del ‘Titanic’ en su escultura mediante un proceso creativo que fusiona la memoria histórica, la identidad cultural local y el arte público.
“Pude realizar el proyecto, a pesar de la falta de apoyos oficiales, financiándolo con recursos propios y la venta de piezas pequeñas que llamo Titanicsitos, hechas con madera comprimida”, explica.
Inicialmente pensó en crear la obra en madera, pero optó por trabajar con el herrero Víctor Chávez para realizar una escultura tridimensional, por su durabilidad y efecto visual.
En la búsqueda de un lugar adecuado para la escultura, en la que se invirtieron mil 500 dólares, Hoffmann buscó durante semanas un sitio en el Centro de Convenciones Baja California Center para el Tianguis Turístico, sin éxito.
Finalmente, con la ayuda de Hugo Antonio Torres, propietario del Hotel Rosarito, encontró el lugar ideal: el muelle donde diariamente muchos turistas se toman fotos.
Después del Tianguis, Hoffmann comunicó a Torres que llevaría la obra ‘El Titanic’ se hundió en Rosarito a una exposición en el Centro Estatal de las Artes (CEART) Playas de Rosarito, tras la inauguración del ‘Artwalk Rosarito 2025’.
Al ver la aceptación de la escultura por parte de los turistas, Hugo Antonio Torres decidió comprarla para que permaneciera en su muelle:
“No sé vender, soy artista; me dicen que la vendí muy barata, pero estoy feliz de mostrar mi obra en ese sitio emblemático”.
Enfatiza que “muchos desconocen que en Rosarito se filmó el Titanic; ahora, la escultura no solo evoca ese momento histórico del cine, sino que representa una colaboración significativa y una contribución al arte público de la región”.
Hoffmann tuvo que crear una réplica para el ‘Artwalk’:
“Es más pequeña y accesible, de unos dos metros, diseñada para que el público interactúe, pueda tocarla y sentirla”.
La escultura en el muelle es monumental, visible desde lejos y invita a reflexionar sobre la historia y el arte. Ambas piezas dialogan entre sí y con el espacio urbano, brindando una experiencia única.
Labor social y ecológica
El entusiasmo de Rocío Hoffmann es contagioso y se evidencia en cada aspecto de su labor; especialmente en las conexiones que establece con la comunidad. Para ella, el arte es un nexo que une personas, relatos y sentimientos. Su obra embellece espacios y genera identidad y orgullo local.
A través de intervenciones participativas, fomenta la inclusión y el sentido de pertenencia, demostrando que el arte puede ser un agente de cambio social.
Hoffmann es una artista cuyo talento va más allá de las técnicas, es una creadora incesante que comparte su vida con Francisco Morales, el más destacado poeta de Tijuana y la región fronteriza.
Es una soñadora y líder cultural que ve siempre nuevas posibilidades. Su legado es un llamado a confiar en el poder del arte y la perseverancia.
Representa un ánimo indomable, desde su infancia en Coyoacán, donde mostró una temprana pasión por la pintura, hasta su consolidación como figura relevante del arte fronterizo en Rosarito.
Su compromiso con el arte y el activismo ambiental se manifiesta en contextos de indiferencia social y carencia de apoyo institucional. Rocío ha creado series pictóricas como Indiferencia y proyectos como H2O más humanos, que revelan el daño ocasionado por humanos al planeta, especialmente por la basura y el mal uso de recursos naturales.
Además de pintar, colabora con organizaciones ecologistas en la realización de murales monumentales, como uno sobre ballenas rodeadas de basura en Tijuana, buscando sensibilizar a la comunidad, y también participa en iniciativas para adoptar perros.
Diseñó un libro infantil didáctico destinado a promover la conciencia ecológica desde la infancia, y ha impulsado galerías y nuevos talentos en la región, evidenciando su dedicación al desarrollo cultural local.
Rocío fue una de las fundadoras del ‘Rosarito Art Fest’, creado hace casi quince años y transformado en Art Walk Rosarito, en un periodo en que la guerra contra el narcotráfico obligó a la población a permanecer en casa, sin opciones de trabajo.
Ella narra cómo, sin conocerlo, contactó por teléfono a Ángel Norzagaray, director del Instituto de Cultura de Baja California, solicitando apoyo. Se pusieron de acuerdo para coincidir en un evento público del gobernador en funciones, y Hoffmann, con su habitual audacia, aprovechó la ocasión para hablar con José Guadalupe Osuna Millán (2007-2013), quien aprobó un apoyo de 20 mil pesos:
“Así iniciamos nuestro festival en las calles de Rosarito, el 6 de octubre de 2009; fue un éxito rotundo”.
