He mantenido que el tan promovido “Plan Maestro para la Regeneración y Reactivación del Centro Histórico” de Mexicali, que pretendía transformar la imagen del desatendido primer plano de esta ciudad fronteriza, es en realidad un proyecto de gentrificación. Esto implica una serie de acciones sistemáticas desde el Ayuntamiento y el gobierno del estado, en colaboración con ciertos empresarios (que en su mayoría son parásitos del erario, disfrazados de emprendedores), para desplazar a las personas que obstaculizan sus metas de embellecer la primera sección de la Capital, actualmente convertida en delegación municipal. Esto incluye a personas en situación de calle y antiguos comerciantes apenas sobrevivientes de la especulación inmobiliaria promovida por el gobierno, que continúa en el abandono. Por lo tanto, se espera que llegue inversión pública y privada para realizar obras de rehabilitación en la vía pública y construir negocios enfocados en el entretenimiento, principalmente bares y cervecerías.
Es necesario señalar que no siempre ha sido así, ni todos los que organizan actividades para atraer a la población hacia el Centro Histórico tienen esos intereses como premisa. En el ámbito cultural y de divulgación histórica, muchos han invertido esfuerzo para hacer atractivo este espacio, más allá de las cervecerías dirigidas a un público exclusivo.
Un nombre relevante en estos esfuerzos es Rubén Hernández Chen. Este comerciante de ascendencia china, dueño de la tienda de rock El Manicomio, se presenta ahora como el delegado (de nueva creación) del Centro Histórico. En los últimos años, ha estado muy cerca de los tomadores de decisiones en los gobiernos de Morena, tanto a nivel municipal como estatal, promoviendo la idea de convertirse en un representante digno de la comunidad china dentro de la administración pública para la promoción del Centro Histórico. Sin embargo, su accionar con respecto al registro de marca e imagen de La Chinesca, un lugar emblemático que cuenta la historia de la comunidad china que buscó refugio bajo nuestro suelo, ha sido controvertido.
Desde 2015, este funcionario municipal ha registrado varios nombres ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) relacionados con los proyectos en los que ha colaborado en la zona. El primero fue para la organización “Orígenes y secretos de La Chinesca”, dedicada a ofrecer recorridos turísticos e históricos por las áreas subterráneas de la comunidad china. Posteriormente, obtuvo el registro a su nombre del Museo Wok, financiado con recursos públicos, el cual, según afirmo, está en condiciones precarias. Además, ha mantenido litigios para adjudicarse La Chinesca. El último registro se realizó el 9 de abril pasado, beneficiándose de un descuento del 90% en el pago de derechos, según un convenio entre la Secretaría de Economía de Innovación del gobierno estatal y el IMPI.
Recientemente, tras el anuncio de la alcaldesa Norma Bustamante de solicitar a Chen que ceda los derechos de la marca, este expresó en sus redes sociales que lo hará. Por ahora, menciona que solo mantendrá el registro de “Orígenes y secretos de La Chinesca”, proyecto que ha dirigido desde 2012 sin requerir apoyo gubernamental (asumiendo que esto sea cierto).
Estos eventos revelan la ambición de algunas personas por capitalizar la promoción de un producto, imagen o servicio. Aunque el recurso público está en juego, permitiendo ingresos a quien se considera promotor de La Chinesca, este pretende beneficiarse con regalías por la simple reproducción del nombre.
Insisto en que quienes deben alejarse del Centro Histórico son el corrupto Carlos Torres Torres y su primo Fernando Félix Torres, quien dirige el Fideicomiso del Centro Histórico en el Ayuntamiento.
Atentamente,
José Albis Hernández, estudiante de la Lic. en Sociología (UABC)
Mexicali, B.C.