Durante el fin de semana del Día de los Caídos, las Playas de Rosarito se llenaron de arte, color y comunidad con la celebración de la cuarta edición de Artwalk Rosarito, un evento que se ha consolidado como uno de los encuentros culturales más esperados de la región.
El Centro Estatal de las Artes (Ceart) Playas de Rosarito fue el lugar elegido para esta festividad, que reunió a creadores, visitantes y aficionados al arte en un ambiente festivo los días 24 y 25 de mayo.
En este marco, se otorgó un diploma de reconocimiento al maestro Carlos Coronado Ortega por sus 80 años y su trayectoria. Este galardón será un reconocimiento a la labor de los artistas de la región, según comentó Benito del Águila, director de Artwalk Rosarito.
Además, Del Águila, quien también es artista, anunció que en 2025 se publicará un libro conmemorativo por los 15 años de este proyecto que comenzó como Rosarito Art Fest.
Carlos Coronado, un artista plástico originario de Mexicali, mostró su agradecimiento por la distinción y manifestó: “Soy muy tímido, para mí fue una sorpresa porque lo que hacemos es muy natural”.
El Titanic se hundió en Rosarito
Artwalk Rosarito contó con la participación de artistas, artesanos y diseñadores que exhibieron sus obras en un mercado al aire libre, ofreciendo a los asistentes la oportunidad de conocer y adquirir piezas únicas y originales, que incluían desde pinturas y esculturas hasta joyería, textiles y objetos decorativos.
El centro del evento fue la galería internacional del Ceart, donde los artistas presentaron la exposición principal titulada La línea que une: conexiones transfronterizas.
Esta muestra colectiva exploró, a través de diversas disciplinas, el tema de la vida en el territorio transfronterizo, abarcando desde la cotidianidad compartida hasta los retos y oportunidades que emergen de la convivencia entre culturas, lenguajes y tradiciones.
“La muestra reúne miradas múltiples que, a través de la pintura, la fotografía, el objeto y la gráfica, reflejan fragmentos de esta experiencia binacional. Algunas obras evocan la memoria, otras señalan heridas; algunas celebran la fusión cultural y otras denuncian las tensiones. Todas, sin embargo, parten de ese punto donde la línea, lejos de separar, se convierte en un puente sostenido por líneas visibles e invisibles”, explicó Del Águila.
Al centro de la galería, una de las obras que captó la atención de los visitantes fue una pieza realizada en lámina por la escultora, diseñadora, pintora y escritora Rocío Hoffmann, junto al artista Víctor Chávez, titulada El Titanic se hundió en Rosarito, una reproducción de la instalación que habían hecho en el puente del Hotel Rosarito.
La frontera, área de encuentro
Después de explorar esta exhibición, Alma Delia Ábrego, secretaria de Cultura de Baja California, expresó que es un momento significativo para que quienes visitan Rosarito descubran una oferta cultural y artística de calidad.
“Además, con precios accesibles, debemos cambiar esa percepción de que Rosarito solo tiene turistas de bajo gasto. Cada vez más, esos turistas están consumiendo productos y servicios culturales de mayor nivel”, comentó la funcionaria.
Se comprometió a hacer lo posible para que en el futuro Artwalk Rosarito siga promoviendo la venta de obras y el coleccionismo, sin que los cambios gubernamentales interfieran.
El evento brindó un espacio de encuentro, intercambio y celebración, donde el arte se convirtió en el puente que unió a personas de diferentes orígenes y experiencias.
La cuarta edición de Artwalk Rosarito dejó una huella significativa, reafirmando el poder transformador del arte para conectar y enriquecer la vida en la región transfronteriza.
Un fin de semana memorable y una cita imperdible para los próximos años. La exposición La línea que une: conexiones transfronterizas exploró las historias y vínculos que surgen de la vida en el territorio transfronterizo.
No obstante, el concepto curatorial y el enfoque de la muestra reflejan temáticas relacionadas con la vida diaria, la identidad, la migración y la colaboración creativa entre artistas de ambos lados de la frontera.
Inspiradas en la idea de que la frontera no es solo una barrera, sino un espacio de encuentro y construcción de nuevas identidades, las obras de la exposición visibilizan cómo las comunidades transfronterizas comparten experiencias, desafíos y oportunidades.
Las obras presentadas abordaron la cotidianidad compartida, los retos migratorios y la riqueza cultural resultante de la fusión de tradiciones, lenguajes y estilos de vida.
La muestra funcionó como un puente simbólico y artístico, resaltando la importancia de la movilidad y el contacto humano más allá de los límites políticos, y poniendo en valor la capacidad del arte para unir a personas de diversas procedencias y experiencias.
Además de contar historias individuales de artistas, la exposición reflexionó sobre la complejidad y riqueza de la vida en las regiones fronterizas, donde la convivencia y el intercambio son elementos esenciales de la identidad colectiva.
BSMM