El 30 de abril, a las 3:13 hora del centro (9:13 UTC), se registró un sismo de 4.3 de magnitud cerca de San Felipe, según el Servicio Sismológico Nacional (SSN).
Según la información inicial, el epicentro del movimiento telúrico se localizó a 80 km al noroeste de la ciudad, en el estado de Baja California, y su profundidad fue de 7.9 km.
Ante la actividad sísmica significativa, el Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED) solicita no difundir rumores ni noticias falsas, instando a la población a informarse a través de fuentes oficiales, como las autoridades de Protección Civil a nivel local, estatal y federal.
Después de un temblor, es recomendable revisar tu hogar para detectar posibles daños, utilizar el teléfono solo en emergencias, evitar encender cerillos o velas hasta estar seguro de que no hay fugas de gas, y estar atento a posibles réplicas del sismo.
Antes de un sismo, se aconseja preparar un plan de protección civil, organizar simulacros de evacuación, identificar zonas seguras en casa, en la escuela o en el trabajo, y tener lista una mochila de emergencia.
Durante un terremoto, mantén la calma y busca un lugar seguro, alejándote de objetos que puedan caer. Si te encuentras en un vehículo, detente y retrocede de edificios, árboles y postes; si estás en la costa, aléjate de la playa y busca refugio en áreas elevadas.
Es importante recordar que México está constantemente expuesto a sismos de gran magnitud, como los que ocurrieron en septiembre de 1985 y 2017. Estos eventos fueron devastadores, aunque no fueron los más fuertes registrados. El terremoto de 1787 en Oaxaca, que alcanzó una magnitud de 8.6, fue el más potente en la historia del país, provocando incluso un tsunami que avanzó 6 km tierra adentro. Expertos del Centro de Instrumentación y Registro Sísmico (CIRES) han señalado que es posible que ocurran incidentes similares en el futuro, debido a la actividad geológica en la llamada Brecha de Guerrero.