El Papa Francisco dejó su última aparición pública en la Basílica de San Pedro el Día de Pascua. El 20 de abril, el lugar se llenó de peregrinos en medio de una celebración religiosa, destacándose la relevancia del evento en el contexto de la ciudad.
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Con signos evidentes de fatiga y una voz temblorosa, el Santo Padre esforzó su condición para impartir su última bendición: “Queridos hermanos y hermanas, un día más tarde, en la mañana del 21 de abril, el Papa Francisco fallecería a sus 88 años.”

Personas que asistieron reflejan su conexión con el legado del Papa. Diego Ravelli, Maestro de Ceremonias Pontificias, destacó su deseo de que “nunca falte el principio de humanidad como eje cardinal”.

Desde su salida del hospital, el Papa hizo apariciones inesperadas y sorpresivas, conectando con los fieles sin un programa oficial. El 6 de abril, reapareció una vez más, y en esa ocasión, se reunió con los reyes británicos y sorprendió a todos al aparecer sin vestimenta papal.

El Santo Padre también visitó la Basílica de Santa María la Mayor en Roma y colaboró con la comunidad, asistiendo a eventos significativos como reuniones con prisioneros y la fundación Policlinico Agostino Gemelli.

Su presencia, marcada por la fragilidad, sigue siendo un símbolo de esperanza y unidad entre los fieles. “La capacidad para,” menciona Francisco, es un llamado a mantener la fe en tiempos de adversidad.