La Novatada Resultó Fatal para Siete Soldados. El 20 de febrero pasado, durante un ejercicio de entrenamiento en la playa de Baja California, el director del Centro de Adiestramiento “El Ciprés”, David López, quien supervisaba a los reclutas, les ordenó entrar al agua fría para limpiar sus uniformes y botas. Sin embargo, una vez dentro, les indicó que se quedaran allí como parte de una “prueba”, a pesar de que el mar tenía fuerte oleaje y amenazó con castigarles si no obedecían.
Los jóvenes acataron la orden y, como se esperaba, tras las labores de rescate realizadas por el cuerpo de bomberos, se lograron recuperar a cuatro de ellos esa misma tarde. Los otros permanecieron desaparecidos, mientras sus familias ya estaban enteradas de la situación en el camino a Ensenada.
En ese lugar, alojados en una guarnición militar y con los gastos de viaje cubiertos por la Sedena, según el testimonio de una de las madres de los soldados, se reunieron el 22 de febrero con la gobernadora Marina del Pilar Ávila, donde demandaron respuestas sobre lo sucedido, ya que las autoridades no habían proporcionado información.
Las familias, al enfrentar la incertidumbre, se sintieron impotentes ante la falta de respuestas. La comunicación con las autoridades fue insuficiente y, en varias ocasiones, solicitaron claridad respecto a la situación del teniente López, quien estuvo a cargo de los reclutas.
Entre los fallecidos se encontraban Carlos Omar Frías, de 21 años; así como Arturo Esteban Sarmiento Gaxiola; Brando Francis Gastélum Ayala; Luis Manuel Vilcis Díaz; Fernando Isaías Pérez López; Michael Arellano Wilkinson, y Oscar Abraham Sánchez Reina, todos de entre 18 y 29 años. Sus cuerpos fueron hallados y la Sedena, bajo la dirección del secretario Luis Cresencio Sandoval, respondió por la situación de la novatada que terminó con su vida.
Las familias de los difuntos aseguraron que no han recibido ninguna comunicación del gobierno federal ni de la fiscalía de Baja California, a pesar de haber mantenido contacto constante entre ellas. Se sienten en la incertidumbre sobre el desarrollo del caso y la falta de atención judicial. Han transcurrido más de cuatro meses sin avances ni contacto significativo con las autoridades.
La madre de Fernando, Consuelo López, relata que la tragedia ha cambiado por completo su vida y la de todas las familias afectadas. El dolor de la pérdida se siente palpable a medida que reflexiona sobre los sueños y planes de sus hijos, quienes ya no podrán cumplir con lo que habían anhelado. Fernando nació en Ciudad de México en 2005, y Consuelo decidió sepultarlo en Veracruz para que estuviera cerca de su abuela, quien no pudo despedirse de él. Sus aspiraciones de casarse y tener una familia se esfumaron por una novatada.
